Tal y como avanzó Libertad Digital, los presidentes provinciales del PP de Valencia almorzaron el jueves en Castellón para abordar la grave crisis interna que sufre la formación. Bajo la batuta de la dirección nacional, Alfonso Rus, Carlos Fabra y José Joaquín Ripoll se reunieron "en secreto" para trazar una estrategia común de cara a la reunión que mantendrán con Francisco Camps en los próximos días.
El objeto, según ha podido saber este periódico, es convencer al presidente regional de la necesidad de acometer cambios profundos y de forma inmediata. Tres son las peticiones que le van a transmitir:
- La necesidad de Camps consensúe las decisiones importantes con los presidentes provinciales. Un "triunvirato" encargado de controlar y restar el poder del líder autonómico.
- Una crisis de Gobierno para impulsar la imagen de la Generalidad, muy tocada por la trama de corrupción.
- Aclarar la situación de Ricardo Costa, ya que "muchos no saben hoy quién ocupa" la Secretaría General del PPCV.
Esta maniobra cuenta con el respaldo de Génova, en constante comunicación con Alfonso Rus, quien ha sido designado como cabeza visible de la operación.
El problema ahora es cómo se tomará Francisco Camps esta intromisión de sus barones provinciales, un punto que también estuvo muy presente en el almuerzo de Castellón. "La situación es muy complicada, para que esto salga bien Paco tiene que colaborar porque sino tiene la capacidad de abortarlo todo", apuntó uno de los presentes.
En la sede nacional del PP también son conscientes de que esta operación es extremadamente delicada, aunque la respaldan plenamente; Libertad Digital ya desveló que el presidente regional no cuenta con la confianza de Mariano Rajoy, que le considera "un mentiroso" y "un lastre" para los intereses del partido.
Camps se reunió con Barberá y Fabra
Por su parte, este periódico también ha podido saber que, paralelamente, Francisco Camps se reunió hace escasos días con la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el presidente del PP de Castellón, Carlos Fabra.
Un encuentro en el que Barberá y Fabra le transmitieron a su jefe de filas que "así no podía continuar". Sin embargo, Camps se enrocó en su discurso y arguyó que lo mejor es "negarlo todo y pasar al ataque". Algo que quedó de manifiesto en la sesión de control al Gobierno celebrada el jueves.