La querella fue presentada por el ex-jefe de los Tedax por considerar atentatorios contra su honor más de sesenta artículos publicados en ese periódico, en los que se analizaba la actuación del comisario durante las investigaciones del 11-M.
Después de un juicio que estuvo precedido por diversas pruebas periciales solicitadas por la defensa, y en el que declararon varios peritos expertos en desactivación de explosivos y en análisis químicos, la sentencia se esperaba para mediados del mes próximo, pero el juez ha emitido su veredicto este miércoles.
En la demoledora sentencia, el juez no ha vacilado en entrar a analizar el fondo de las informaciones publicadas en El Mundo, y que afectaban a temas tan diversos como la mochila de Vallecas, los análisis químicos realizados (y los no realizados) y los vestigios recogidos en los trenes. Considera el juez que los artículos publicados en El Mundo fueron veraces, e incluso elogia el celo profesional del periódico, que llegó hasta el punto de verificar mediante diversas pruebas algunos de los aspectos recogidos en sus noticias, como por ejemplo los mecanismos de programación del móvil encontrado en la mochila de Vallecas.
Esta sentencia llega en un momento especialmente delicado para el ex-jefe de los Tedax, por cuanto es él quien se enfrenta, en estos días, a una querella presentada por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, que le acusa de los delitos de falso testimonio, de encubrimiento por ocultación de pruebas y de omisión del deber de perseguir delitos. En el marco de ese proceso, hoy conocíamos, por ejemplo, que varios miembros del Tedax han contradicho ante la juez las declaraciones efectuadas ayer por Sánchez Manzano.
El revés judicial sufrido en su querella contra El Mundo podría afectar, de hecho, a la defensa del ex-jefe de los Tedax frente a la querella que las víctimas del 11-M le han presentado, puesto que ahora es una instancia judicial la que viene a avalar las noticias publicadas por El Mundo, en las que se desvelaban numerosas irregularidades que tuvieron lugar durante las fases iniciales de la investigación de los atentados del 11-M.
Irregularidades que han redundado, al final, en que sigamos sin saber, cinco años después de los hechos, el explosivo que se utilizó para la masacre.