A menos de una semana para que el Tribunal Supremo decida si imputa o no a Francisco Camps por un delito de cohecho pasivo, el líder del PP, Mariano Rajoy, ha salido en su defensa hasta tal punto que ha llegado a sugerir que seguirá contando con él independientemente de lo que diga el Alto Tribunal.
“La Justicia dirá lo que quiera, no va a condenar al señor Camps el día doce”, afirmó el jefe de la oposición en declaraciones a Onda Cero. Traducido: que la imputación del barón valenciano no sería sinónimo de expulsión del partido como sí ha ocurrido con los otros dirigentes implicados en el marco de la trama corrupta Gürtel.
Rajoy era contundente: “eso de los tres trajes no me lo creo”. Y por ello no dudaba en solemnizar que apoyará a Francisco Camps hasta las últimas y que, como consecuencia, “será el próximo candidato del PP en Valencia”.
Un argumento que sujetaba con una última afirmación: “no he tanteado nada (…) alguna radio ha llegado a decir que me he reunido en Zaragoza, eso es absolutamente falso”. “No es verdad” que haya un plan B para sustituir a Camps, zanjó Rajoy, en referencia a las informaciones sobre sus planes sucesorios.
El plan B de Rajoy
Sin embargo, lo dicho por el líder del PP sólo desmiente a medias lo publicado por Libertad Digital así como por otros medios de comunicación. ¿El motivo? Fuentes consultadas de la dirección nacional de la formación arguyen que, en caso de que Camps sea finalmente imputado, lo que pretende Rajoy es que éste dimita y no se vea en la obligación de expulsarle.
Con el barón valenciano apartado “voluntariamente”, todo lo dicho por el presidente popular no perdería validez, y sería entonces cuando el denominado plan B se convertiría en una realidad y uno de los tres candidatos en liza -Rita Barberá, Esteban González Pons y Alberto Fabra- tendría que asumir la presidencia de la Generalidad así como las riendas del partido.
El estado mental de Camps
El problema vendría si Camps opta por aferrarse al puesto, un extremo que atemoriza a muchos en la comunidad. “Ha perdido completamente el norte, no se fía de nadie, no actúa como alguien en defensa de los intereses de los demás (…) con alguien así es muy difícil saber qué hará el día doce”, explica un miembro de su propio gabinete, en declaraciones a Libertad Digital este mismo jueves.
En Génova circulan historias rocambolescas sobre el estado mental del presidente regional, si bien de momento el objetivo primordial para Rajoy es que el Supremo no impute al que fuera su hombre clave en el convulso congreso de Valencia. Por ello, ha ordenado a su responsable de Justicia, Federico Trillo, así como todo aquel que tiene algo de influencia en la judicatura que presione “dentro de ley” al TS. “Lo primero es lo primero, luego ya se verá”, reflexionan en la sede nacional de los populares.