(Libertad Digital) El Debate sobre el Estado de las Autonomías comenzó poco después de las 10:40 horas en el Senado, con una breve intervención de su presidente, Javier Rojo, en la que deseó la mejoría del presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ingresado en un hospital tras sufrir un infarto.
Tras las palabras de bienvenida de Rojo y de Juan José Laborda, presidente de la Comisión General de las Comunidades Autónomas –en cuyo seno se celebra el debate–, subió a la tribuna José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno también dedicó sus primeras palabras a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, a quien deseó una pronta recuperación, y al presidente de la Cámara Alta, Javier Rojo, que acababa de ser abuelo. Para acompañar al jefe del Gobierno acudieron al Senado la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, el vicepresidente Pedro Solbes y los ministros Juan Fernando López Aguilar, José Antonio Alonso, Carmen Calvo, Magdalena Álvarez, María Jesús San Segundo, Jesús Caldera, Jordi Sevilla y María Antonia Trujillo.
José Luis Rodríguez Zapatero. El jefe del Ejecutivo ha dicho que este Debate "se interrumpió bruscamente" en 1997 sin volver a celebrarse durante las dos pasadas legislaturas, con lo que, en su opinión, se "malogró la oportunidad" de hacer un análisis periódico de la evolución de las autonomías. Además, señaló que la "fuerza" con la que se han impulsado los planes de reforma de los Estatutos es consecuencia "del deterioro infligido a la lógica del Estado autonómico" con los Gobiernos del PP.
Zapatero aseguró que durante las dos legislaturas gobernadas por José María Aznar "se recortó el espacio de autogobierno, se debilitó el diálogo, escaseó el respeto institucional, aumentó la desconfianza y creció la litigiosidad". Reiteró su postura favorable a las reformas de los estatutos, aunque quiso matizar que para poder asumir estos cambios es imprescindible que respeten la Constitución y que tengan un amplio consenso político y social. "Las reformas sólo tienen sentido si incrementan la cohesión social, y nunca si son elemento de fractura, de confrontación o de división en el seno de una comunidad", agregó. El jefe del Gobierno subrayó que está "empeñado" en que las reformas que se aprueben "garanticen la cohesión social entre los ciudadanos y los territorios".
Tras las palabras de bienvenida de Rojo y de Juan José Laborda, presidente de la Comisión General de las Comunidades Autónomas –en cuyo seno se celebra el debate–, subió a la tribuna José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno también dedicó sus primeras palabras a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, a quien deseó una pronta recuperación, y al presidente de la Cámara Alta, Javier Rojo, que acababa de ser abuelo. Para acompañar al jefe del Gobierno acudieron al Senado la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, el vicepresidente Pedro Solbes y los ministros Juan Fernando López Aguilar, José Antonio Alonso, Carmen Calvo, Magdalena Álvarez, María Jesús San Segundo, Jesús Caldera, Jordi Sevilla y María Antonia Trujillo.
José Luis Rodríguez Zapatero. El jefe del Ejecutivo ha dicho que este Debate "se interrumpió bruscamente" en 1997 sin volver a celebrarse durante las dos pasadas legislaturas, con lo que, en su opinión, se "malogró la oportunidad" de hacer un análisis periódico de la evolución de las autonomías. Además, señaló que la "fuerza" con la que se han impulsado los planes de reforma de los Estatutos es consecuencia "del deterioro infligido a la lógica del Estado autonómico" con los Gobiernos del PP.
Zapatero aseguró que durante las dos legislaturas gobernadas por José María Aznar "se recortó el espacio de autogobierno, se debilitó el diálogo, escaseó el respeto institucional, aumentó la desconfianza y creció la litigiosidad". Reiteró su postura favorable a las reformas de los estatutos, aunque quiso matizar que para poder asumir estos cambios es imprescindible que respeten la Constitución y que tengan un amplio consenso político y social. "Las reformas sólo tienen sentido si incrementan la cohesión social, y nunca si son elemento de fractura, de confrontación o de división en el seno de una comunidad", agregó. El jefe del Gobierno subrayó que está "empeñado" en que las reformas que se aprueben "garanticen la cohesión social entre los ciudadanos y los territorios".
El presidente anunció su intención de crear una ponencia en el Senado para que estudie y opine sobre la propuesta que realice el Consejo de Estado sobre la reforma de la Constitución en lo relativo a la Cámara Alta. "No es, pues, el momento de romper el silencio que el propio Gobierno se ha impuesto para permitir la reflexión de nuestro más alto órgano consultivo", añadió Zapatero, que apuntó que sí cree necesario el debate posterior sobre el informe que presente el Consejo de Estado.
El líder del PP, Mariano Rajoy, calificó de "decepcionante" el discurso de Rodríguez Zapatero en el Debate porque "no se le puede tomar el pelo a la gente", y opinó que el jefe del Gobierno "se ha convertido en un chollo para los partidos nacionalistas radicales". En rueda de prensa, tras la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP, Rajoy aseguró que "no se puede estar constantemente abriendo debates, ni fijando criterios y dando alas a gente que está en planteamientos radicalmente distintos a lo que establece la Constitución", y agregó que la sociedad demanda que Zapatero "diga qué piensa sobre España y sobre lo que somos".
Tras asegurar que el jefe del Gobierno "ha sustituido el pacto constitucional por el acuerdo con algunos partidos nacionalistas y con IU", Rajoy señaló que ahora Zapatero "va a reunirse de manera discreta" con ellos para llevar a la Comisión Constitucional del Congreso un "texto ya cerrado, ante el cual los demás sólo podamos decir sí o no". "Es un procedimiento dudosamente democrático", apostilló. Rajoy dijo que sería "deseable" que el presidente del Gobierno aclarase públicamente si existe alguna relación entre la posible aprobación de un nuevo Estatuto en Cataluña, la preparación de otro para el País Vasco y la supuesta negociación con ETA.
La presidenta del PP vasco, María San Gil, reprochó a Zapatero que no haya "afeado" durante su intervención la falta de asistencia del lehendakari Ibarretxe y lamentó que tampoco mencionara su "preocupación ante el incremento del terrorismo" ni se refiriera a ETA. El presidente de Baleares, Jaume Matas, vio en el discurso pronunciado por el jefe del Ejecutivo una "maniobra de distracción" para centrar la discusión en cuestiones secundarias en vez de tratar de resolver los problemas ciudadanos. A su juicio, el Debate debería servir para que el presidente aclarara si "va a haber autonomías de primera y de segunda en España, sí o no" y si el Ejecutivo "va a negar algo a los ciudadanos de las Islas Baleares" que, sin embargo, sí va a conceder a otra Comunidad Autónoma". El portavoz del PP en el Senado, Pío García Escudero, por su parte, criticó que el presidente haya descrito a su juicio como "idílico" el funcionamiento del Estado autonómico y como si esta situación "solamente se hubiera alcanzado en los últimos 18 meses".
Después de la intervención de Rodríguez Zapatero, tomó el turno de palabra el presidente de la Generalidad de Cataluña.
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Pasqual Maragall. Después de las palabras de Zapatero es el turno de los presidentes de las Comunidades Autónomas que intervendrán en el orden de aprobación de sus estatutos de modo que, con la ausencia de Ibarretxe, el primero en hablar fue Pasqual Maragall. El presidente del Ejecutivo catalán declaró sentirse "más catalán y español" que nunca por el bienestar que ha alcanzado el Estado tras 25 años de desarrollo autonómico, y tras el debate de la semana pasada en que el Congreso tomó en consideración el proyecto de Estatuto catalán. Maragall expresó, en un discurso básicamente en catalán, el apoyo de su comunidad a José Luis Rodríguez Zapatero por su "coraje político" al abordar las reformas estatutarias. Dijo que "la España plural está hoy más cerca", y se mostró dispuesto ante el jefe del Ejecutivo a asumir su "responsabilidad" de explicar, "tanto como sea preciso", las aspiraciones catalanas.
Según Maragall, el Gobierno del PSOE ha propiciado un "salto cualitativo extraordinario" en el "clima de diálogo y entendimiento entre los pueblos de España", lo que le llevó a concluir que "hoy la España pural está más próxima y es más posible". Agradeció a Zapatero, "expresamente" y en nombre de Cataluña los esfuerzos realizados. "Usted ha sido consecuente y Cataluña será consecuente", subrayó. También aplaudió la disponibilidad del Gobierno de Zapatero a descentralizar sus reuniones y cumbres extranjeras, hasta comentar que el traslado del Congreso a Toledo o del Senado a Zaragoza, por ejemplo, le dejarían "encantado". Maragall incluso citó como ejemplos el caso alemán o el binomio Nueva York-Washington en Estados Unidos, "típico de países federales".
Manuel Chaves. El presidente de la Junta de Andalucía aprovechó su intervención en el debate sobre el Estado de las Autonomías para defender la necesidad de alcanzar un acuerdo sobre la 'deuda histórica', que el Ejecutivo andaluz se encuentra negociando con la administración central, así como para reivindicar una atención especial para aquellas zonas que, como Andalucía, soportan una "fuerte presión" de la inmigración, que calificó como un "fenómeno irreversible".
Vicente Alvarez Areces. El presidente de Asturias expresó a Rodríguez Zapatero el apoyo incondicional de su Gobierno a las cuatro reformas constitucionales planteadas y consideró que este es un "momento oportuno" para llevarlas a cabo. El presidente asturiano también dijo que Asturias ha puesto ya en marcha la reforma de su Estatuto de Autonomía, que "se está haciendo de manera serena y rigurosa", e informó de que se han encargado estudios a una serie de expertos y "de forma, inminente, se va pedir el pronunciamiento al Consejo Consultivo y se elaborará una comunicación que se llevará al Parlamento". "Nuestra vocación –dijo Alvarez Areces– es que a lo largo de 2006 se pueda abordar este proceso desde la iniciativa de los grupos parlamentarios que conforman nuestro Parlamento regional".
Miguel Ángel Revilla. El presidente de Cantabria también expresó el apoyo de su gobierno a las reformas constitucionales y estatutarias anunciadas, y rechazó el discurso de quienes "desde visiones catastrofistas apelan al miedo", por creer que existen controles suficientes para que esos cambios se adapten a la Constitución. Revilla mostró la confianza de su comunidad en la Constitución y en el Estado de las Autonomías, así como su "firme voluntad" de contribuir a perfeccionarlo, "sin más límites que los preceptos constitucionales", y, aunque señaló que el Estatuto de Autonomía de Cataluña ofrece algunas "dudas" constitucionales, se mostró convencido de que las Cortes Generales lo enmendarán correctamente.
Pedro Sanz. El presidente de La Rioja ha aprovechado su presencia en el Senado para pedir "el mismo grado de autogobierno" para todas las comunidades autónomas y comunicó que su comunidad "aspira a tener el mismo techo competencial" y "el mismo potencial" que cualquier otra autonomía. Tras recordar que es "un claro defensor" de la compatibilidad entre el régimen general y el foral, abogó por avanzar en medidas que equiparen los dos sistemas y propuso que cualquier sistema de financiación sea abordado por todos los representantes autonómicos en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera, y no de forma bilateral.
Ramón Luis Valcárcel. El presidente de Murcia ha pedido al jefe del Ejecutivo agua para su comunidad y la recuperación del derogado trasvase del Ebro. También ha pedido un sistema de financiación que sirva como instrumento de cohesión, y que garantice la igualdad entre los españoles. El presidente murciano reconoció que la desalación es un recurso, pero señaló que sólo es el "complemento necesario, pero no la solución definitiva para el problema del déficit de agua en la cuenca del Segura".
Francisco Camps. El presidente de la comunidad Valenciana afirmó que la reforma del Senado "no está en el catálogo de los problemas" que tienen hoy los españoles y recriminó al presidente del Gobierno que se haya centrado en esta cuestión y no en otras como la financiación de la sanidad y la educación. Camps fue el tercer presidente en intervenir en la sesión vespertina de la primera jornada del Debate sobre el Estado de las Autonomías, y lo hizo con un discurso que duró alrededor de quince minutos y que comenzó en valenciano, para reivindicarlo como lengua autonómica "independiente".
Marcelino Iglesias. El presidente del Gobierno aragonés dijo que se mostrará vigilante ante las intenciones de las autonomías que pretendan arrogarse derechos en materia hidráulica porque, insistió, "nadie puede tener la llave de una cuenca que compartimos nueve Comunidades Autónomas". Dijo que defiende el principio de unidad de cuenca y que la planificación hidrológica se haga desde el Ministerio de Medio Ambiente con la participación de las autonomías. En cuanto al blindaje del Ebro, aseguró que lo que propone es adoptar, en la reforma del Estatuto de Autonomía de Aragón, una fórmula jurídica que permita asegurar y garantizar el uso de los recursos "evitando amenazas como la del trasvase del Ebro".
José María Barreda. El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha avisó de que la región aspira a todos los poderes de autogobierno posibles dentro de la Constitución. El presidente castellano-manchego realizó una férrea defensa de la Carta Magna de 1978 y del Estado de las autonomías, realizando un llamamiento al diálogo y rechazando los "cainismos y enfrentamientos", ya que para un proceso modernizador de este tipo "sobran separatistas". Barreda avisó que ningún Estatuto de Autonomía puede regular el sistema de financiación, ya que el acuerdo debe llegar desde el diálogo multilateral por ser una cuestión que afecta a todos, al tiempo que defendió la necesidad de reformar el Senado.
Adán Martín. El presidente canario advirtió de que "un coro en el que se defiendan y se enfrenten privilegios excluyentes y descalificaciones patrióticas con gritos desaforados no conducirá sino a la frustración, el retroceso y la mala inquina entre todos". Por ello, hizo un llamamiento al "diálogo" ante el presente proceso de reformas estatutarias, que, dijo, no se plantean "por capricho ni por afán de crear problemas, sino por todo lo contrario". Asimismo, pidió poder compartir con el Estado las competencias en materia de inmigración, y recordó que su comunidad ha crecido más del doble de la media española por la llegada de inmigrantes en la última década.