El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, se muestra seguro de que será el próximo presidente del Gobierno. “Con vuestra ayuda, sin ningún tipo de duda”, proclamó en Córdoba, donde se dio un auténtico baño de multitudes en la presentación de los cerca de 600 candidatos de la formación a las elecciones municipales de Andalucía.
Sin embargo, y como es costumbre en él, no citó en ningún momento la petición de elecciones anticipadas y se resignó a plantear “la alternativa” mientras “siga ahí” José Luis Rodríguez Zapatero, del que hizo una durísima insinuación. Y es que, según dijo, Democracia no sólo es gobernar bajo la legitimación de las urnas sino también “escuchar, tener en cuenta a la oposición y atender a los requerimientos de las personas”.
Unos extremos que, en palabras de Rajoy, no cumple el jefe del Ejecutivo, que se queda “en lo fácil” que es “darle el estacazo al más débil”.
"No tiene nada que ver con derechas, con izquierdas o de centro"
El jefe de la oposición, que repitió con insistencia la palabra “alternativa”, reiteró que “España vive hoy un momento complicado y difícil” y que dará “la batalla” por mejorar “la capacidad de vivir de la gente”.
En opinión de Rajoy, el problema de España tiene nombre y apellidos: José Luis Rodríguez Zapatero. A lo que el auditorio le respondió al grito “Zapatero embustero” y “Zapatero dimisión”. “No hizo caso a nadie y la soberbia es muy mala consejera. Negó la crisis, no hizo reformas, no presentó un programa, gobernó a base de ocurrencias y pasó lo que tenía que pasar, que lo pagaron los españoles”, sentenció.
El líder de los populares siguió ahondado en esta idea: “esas son las consecuencias de una mala política”, que nos ha llevado “de ser un país respetado” a que “nos impongan obligaciones” desde la Unión Europea.
“No tiene nada que ver con derechas, izquierdas o centro, es un problema de buenos o malos gobernantes”, proclamó, para echar la mirada “al futuro” y tender la mano al Ejecutivo: “estamos dispuestos a acordar cosas en beneficio de la Nación”, defendió, para acto y seguido poner como ejemplo la nueva ley de víctimas del terrorismo.
“No creo en Zapatero. Ahora, mientras siga siendo presidente, este partido seguirá planteando sus alternativas y, si hay cosas que son razonables porque son consecuencia de rectificaciones como ha hecho con la política antiterrorista, nosotros estaremos siempre con el interés general de España”, recalcó.
No hubo mención sobre un gobierno de coalición
Ya en materia estrictamente económica, Rajoy prometió una reforma laboral “distinta” destinada a crear “empleo” ya que, según denunció, la aprobada por el Gobierno es “la nada” y tiene el dudoso honor de “molestar por igual a empresarios, sindicatos y fuerzas políticas”.
En este sentido, repitió su recetario económico y se puso la medalla de que finalmente el Gobierno no vaya a subir la tarifa de la luz. También de que se vayan a sentar a hablar en materia energética: “no se puede decir que cierras centrales nucleares porque no te gustan, hay que contar con todas las fuentes de energía, también las renovables”, apuntó, para fijarse dos objetivos, que son el abaratamiento de la electricidad y la rentabilidad de las empresas.
Previamente, el líder regional del partido y también vicesecretario, Javier Arenas, agradecía a Rajoy su “oposición útil” para España “planteando alternativa económica y pactando cuando se tiene que pactar”. De lo que no hizo mención alguna, como tampoco su jefe de filas, fue de un hipotético Gobierno de coalición que tan sólo 24 horas antes convulsionó la vida interna del partido.