Mariano Rajoy se muestra convencido de que ya no hay nada que salve al Gobierno de aquí a las elecciones generales de 2012, gracias a las cuales pretende convertirse por fin en presidente. En su opinión, la crisis económica seguirá azotando hasta entonces a los españoles, por lo que su agenda pública tiene que centrarse únicamente en este sentido.
Ni tan siquiera ve peligro en el 'efecto Rubalcaba', que cree que se diluirá con un azucarillo con el paso de los días. Y es que, interpretan en Génova, no hay quien aguante ser el rostro de un Gobierno como el de José Luis Rodríguez Zapatero, "escondido" detrás de su nuevo vicepresidente.
Para Rajoy, al también ministro del Interior le ocurrirá lo que a De la Vega: caerá por culpa del jefe del Ejecutivo, por lo que ha pedido "tranquilidad" a los suyos, que andaban preocupados por el ‘superministro’ y la popularidad obtenida. Hay voces en el PP que admiten que "no estuvieron espabilados" y que "existe la impresión generalizada de que Rubalcaba es mucho Rubalcaba".
Dicho lo cual, el jefe de la oposición no tiene intención de enfrentarse directamente con el vicepresidente. "Su interlocutor es Zapatero, aunque éste esté fuera de combate", arguye su entorno, que recalca que "evidentemente" si le preguntan "contestará". Sí serán más combativos sus portavoces habituales, destacando a la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, que pretende volver a ganar los habituales rifirrafes parlamentarios de la sesión de control.
Mayoría absoluta, según sondeos internos
Sin miedo a Rubalcaba y, ni mucho menos, al resto de nuevos ministros del Ejecutivo, un asesorado Rajoy considera que no debe de quitarse el traje presidencial confeccionado, y que tiene como único punto de debate la economía. El "no hacer ni decir nada" está más vigente que nunca, resaltan las fuentes consultadas.
Una estrategia que, defienden los gurús del líder del PP, está respaldada por los sondeos. Y es que, según los últimos estudios demoscópicos realizados para consumo interno, Rajoy ganaría por mayoría absoluta si hoy se celebraran elecciones generales.
En este sentido se entiende, afirma un destacado dirigente popular, que Rajoy se ponga de perfil ante la concentración de víctimas del terrorismo del próximo sábado. "El terrorismo no está en la agenda", asevera concluyente, si bien en Génova se extiende como la pólvora la idea de que, al final, sí que tendrán que mojarse porque "todo a punta a que Batasuna acabará colándose en las instituciones" y entonces "el PP tendrá que decir alto y claro ‘no’ a la negociación".
El matrimonio homosexual
De "error" tachan los estrategas de Rajoy sus declaraciones en la entrevista de El País asegurando que no se compromete a mantener la ley del matrimonio homosexual. "No es que no pensemos así, es que sino decimos nada nos libramos de un problema", destacan. El objetivo final es movilizar a ese electorado "que no es votante del PP pero tampoco del PSOE" y que, a ojos de quienes hacen el discurso del jefe de la oposición, "es clave" para ganar en 2012.
Así pues, a Rajoy le recomiendan hacer lo que mejor hace: hablar de economía. A ello se dedicó en su última intervención pública, en la que anunció un "programa reformista" basado en los principios de "más sociedad y mejor gobierno". El PP no se plantea, en ningún caso, privatizar los servicios sociales
En cuanto a los problemas internos que afectan a la formación, en Génova los ven superados aunque "nos vayan a dar más de un quebradero de cabeza". El más enquistado es el de la candidatura del Principado de Asturias. En esta región, la dirección se opone frontalmente a que Francisco Álvarez Cascos sea cabeza de cartel, extremo que hasta fechas recientes era el deseado por Rajoy.
La situación en la Comunidad Valenciana también preocupa, pero menos. Entre los dirigentes de la cúpula se ha instalado la idea de que Francisco Camps será candidato "sí o sí" aunque reconocen su "hartazgo" así como su "miedo" a novedades judiciales y, más aún, al revuelo mediático que pueda producirse.