Mariano Rajoy considera que el soplo a la banda terrorista ETA supone una deshonra para el currículum de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, bajo orden de un mando político. Que es un auténtico “escándalo” que deja entrever a la perfección cómo se las gastaba el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero con la negociación con los pistoleros en ciernes. Es “oscuro”, dijo en referencia a Alfredo Pérez Rubalcaba, citando el caso del bar Faisán en una reciente conversación.
Así es como piensa el líder de la oposición, pero no lo dice públicamente. Ya con los micrófonos encendidos y con las cámaras grabando ni tan siquiera menciona el chivatazo; extremo que deja en manos de portavoces autorizadísimos, sí, pero que no son el máximo representante del PP.
Rajoy, intentan justificar desde Génova, se dedica a “lo importante”, y por ello este lunes ha centrado su jornada a elogiar, primero, la gestión de Ramón Luis Valcárcel en Murcia y a reunirse, segundo, con colectivos de Pymes y empresarios. “Aquí hay muy buen rollo”, dijo en su segunda cita del día, en un acto que le blindaba de las preguntas de los informadores.
En ambos actos estuvo un equipo de LDTV que tuvo a fin preguntarle, exclusivamente, por la información de El Mundo que desvela que el Gobierno ordenó el chivatazo a ETA. Datos firmes, sin lagunas de ningún tipo. Sin embargo, el equipo de comunicación del partido impidió tal cometido, informa Alicia González.
La estrategia diseñada, continúan las fuentes consultadas, no pasaba porque hablara Rajoy, sino porque lo hicieran tres personas clave del partido: Federico Trillo, el gran interlocutor con Rubalcaba; Esteban González Pons, como voz del PP; y Soraya Sáenz de Santamaría, como jefa en el Congreso de los Diputados.
Los tres portavoces fueron contundentes: el ministro Rubalcaba de dimitir. Si bien Trillo añadió unamatización: “Si es verídico el documento publicado”. Es aquí otra de las claves de por qué Rajoy vuelve a esconderse entre los suyos; no quiere quemarse con informaciones periodísticas. Lo que sí que pidió el responsable de Justicia popular fue un desmentido “inmediato” del Ejecutivo.
El vicesecretario de Comunicación fue bastante más vehemente: el titular de Interior “debe poner su cargo a disposición” del presidente “esta misma mañana” ya que “pudo haber colaborado políticamente con ETA”. De nuevo, el matiz del “pudo”.
Para González Pons, “cada minuto que Rubalcaba continúa en el cargo compromete a Zapatero en el Faisán”, a la par que “moralmente” es muy dudoso que el ministro “esté legitimado para dirigir una Policía a la que puede haber traicionado con su principal enemigo”.
En pro de conocer si lo publicado por El Mundo es cierto, el portavoz popular también reclamó al jefe del Ejecutivo que “de inmediato” haga públicas “las cartas privadas que le haya enviado ETA”. Y concluyó: “España se merece una administración y un ministro del Interior que no colabore políticamente con ETA”.
La tercera voz del PP fue la de Sáenz de Santamaría, quien prepara con Ignacio Gil Lázaro e Ignacio Cosidó la ofensiva contra Rubalcaba en sesión de control. Ni Rajoy ni ella preguntarán por este asunto, pero fuentes del grupo aseguran que no bajarán el listón.
“No me gustaría pensar que el que calla otorga”, dijo la portavoz, en declaraciones en los pasillos de la Cámara Baja. Sáenz de Santamaría añadióo que “la obligación más rotunda” de Rubalcaba es dar “una explicación verosímil”. Paralelamente, y a pocos metros, Rajoy daba la callada por respuesta y seguía a su “buen rollo”.