Si los españoles fueran hoy a las urnas, el batacazo para el PSOE sería absoluto. Hasta 12,6 puntos le sacaría el PP, lo que supone una ampliación de la ventaja de 10,6 que existía la última primavera. Según Sigma Dos, el 46,4% de los votos del PP contrasta con el 33,8% del PSOE.
Este resultado de Sigma Dos también contrasta con el que publicó el diario El País el mismo día de las primarias del PSOE de Madrid, en el que la diferencia que ofrecía el estudio alcanzaba los 14 puntos.
El porcentaje de Rajoy se acerca cada vez más al logrado nunca en democracia por un partido ganador: el histórico 48,11% de los votos con el que Felipe González arrebató el Gobierno a la UCD en las elecciones de 1982. Rajoy obtendría el 46,4 de los votos, casi dos puntos más que la mayoría absoluta de Aznar.
El PP prosigue así su línea ascendente iniciada ya mucho antes del verano, con un PSOE rozando la línea roja de los 125 diputados con que les dejó el liderazgo de Joaquín Almunia en el 2000, cuando sólo obtuvo un 34,1% de los votos. Ahora la distancia entre ellos crece incluso un 2,6% más que en esos mometos y alcanza casi los 13 puntos, superando la mayoría absoluta del 44,52% lograda por Aznar hace diez años.
Según El Mundo, ya no se puede aplicar la regla de que el PSOE cae pero el PP no despega. El sondeo fue realizado durante los días 20 y 21 de octubre, y en él los populares mejoran su resultado de las pasadas elecciones generales, las de marzo de 2008, en 6,5 puntos. Pasan del 39,9% de los votos al 46,4% de ahora.
No obstante, el diario señala que el despegue del PP sabe a poco comparado con el descalabro del PSOE. Pese a la inyección de ánimo que pudiera haber aportado a sus votantes más acérrimos el cambio de Gobierno perpetrado por Zapatero, la formación desciende nada menos que 10,1 puntos desde la cota alcanzada en las pasadas generales de hace dos años y medio.
Comparando el desastre con los resultados de Joaquín Almunia en 2000, el PSOE recabó un 34,16% de las papeletas, tres décimas por encima del panorama al que se enfrenta en la actualidad. En el 2000 los populares ocuparon 183 escaños, la mayoría absoluta en el Congreso, en tanto que los socialistas se hundieron con 125 diputados, asevera El Mundo.
Zapatero conoce, sin duda, estas negras perspectivas. Es por ello que ha tratado de modelar un cambio en el partido para tratar de salvar el desastre. Una jugada a la desesperada que le ha valido, eso sí, un acuerdo con los nacionalistas vascos y con CC para lograr la estabilidad. Con 18 meses por delante, ha disparado ya su última bala, y es la potenciación de la figura de Rubalcaba, un político de la vieja escuela y peso pesado del socialismo.
Los expertos dicen que una vez abierta la brecha de ocho puntos es casi imposible cambiar el signo de las cosas. Frente a esta teoría, no obstante, los socialistas recuerdan el precedente de 1993, cuando González, acosado, consiguió lo imposible: hacerse con el triunfo frente a Aznar. No obstante, es cierto que sólo le sirvió para malvivir hasta 1995, cuando tuvo que convocar elecciones.
El Mundo dice que es el fin de Zapatero. La remodelación del gabinete así lo indica. La estrategia pasa por pedir esperanza a los ciudadanos, cuando apenas hay tiempo. En palabras de Rubalcaba, el plan consiste en jugárselo todo a la confianza, sin prestar atención a la realidad. Un salto de fe.