(Libertad Digital) En una entrevista en El País publicada este domingo, Mariano Rajoy vuelve a referirse a las claves del PP salido de Valencia, un PP que, dice, no ha cambiado sus principios pero que ahora busca votos entre aquellos que no comparten “el grueso de la ideología” del partido. Aunque se afana en presentarse como el líder ya incuestionado de una formación política “estable”, el líder de los populares no puede evitar referirse en la entrevista a algunos de los episodios más polémicos de la crisis previa al congreso.
Según dice, de Valencia salió un PP “reafirmado en lo esencial de sus ideas, fortalecido, renovado en sus equipos que va a hacer un esfuerzo para abrirse a muchos más españoles”. Un PP, afirma, “que pueda ser votado por mucha gente que no defiende el grueso de nuestra ideología”, en un nuevo guiño del líder de los populares a una parte del electorado situado a la izquierda y donde busca ampliar su número de apoyos. Su objetivo, insiste, es que se “identifiquen” con su proyecto “no sólo diez millones de personas, sino doce o trece”.
También repite Rajoy la idea más reiterada en las últimas semanas entre los dirigentes del PP. Su partido, indica, está “abierto a la sociedad”, “aspira a gobernar” y “está dispuesto a gobernar con todo el mundo, salvo con los que están fuera de la ley”.
A preguntas del periodista, Rajoy precisa que esa disposición implica “llegar a acuerdos” con el Gobierno y pone como ejemplo el antiterrorista, que no ha supuesto, sin embargo, recuperar el Pacto por las Libertades. También augura uno en materia de Justicia: “Haré cuanto esté en mi mano para que en septiembre estén renovados todos los órganos judiciales”, afirma antes de pedir más medios para la administración.
También aboga por otros pactos en política exterior y modelo de Estado. “Es bueno que haya acuerdos entre los grandes partidos. Es lo que voy a hacer. Queremos hablar con todos los partidos”, recalca.
Sobre María San Gil, ninguneada por su partido desde que manifestó su desconfianza hacia el proyecto de Rajoy, dice que la valora “mucho” por su “gran coraje y enorme dignidad personal”. “Sólo puedo decir que la respeto y que la quiero mucho. Pero mi posición en la lucha contra el terrorismo y la defensa de la España constitucional no ha cambiado”, sentencia.
De pasada, alude a otras críticas recibidas durante el proceso precongresual. Según dice, no vio en San Gil "ninguna intención contra mi persona. En otras personas, sí. Intentaron aprovecharlo”. No concreta, sin embargo, a qué o quiénes se refiere. “Para qué dar nombres”, apunta. En una alusión a los medios y su papel en el proceso, afirma que “yo estoy aquí porque mi partido ha querido (…) Sólo dependo de mi partido, y si presenté mi candidatura fue porque me lo pidió gente de mi partido”.
En cuanto al futuro de su partido, en el que dice que “la gente está muy contenta”, no prevé nuevas disidencias. “La estabilidad actual se va a mantener”, predice Rajoy, para quien en este partido “todo el mundo tiene su sitio”. También hay palabras para Esperanza Aguirre: “Confío en ella, somos del mismo partido y vamos a mirar hacia el futuro”.
ZP, "bombero pirómano"
En la entrevista, Rajoy también se refiere al Estatuto catalán y la financiación autonómica. Acusa a Zapatero de comportarse como un "bombero pirómano" en Cataluña por impulsar la ley autonómica y la reforma del anterior sistema de financiación, puesto en marcha por el PP en 2001 y "aprobado por todos". Recuerda que aunque el PP no votó el Estatuto catalán, "e incluso lo recurrió", Zapatero debe aclarar ahora "si las leyes deben cumplirse".
Por este motivo, Rajoy también considera que el vicepresidente económico, Pedro Solbes, "no tiene autoridad moral" para criticar el modelo de financiación catalana, pues que así no asume las consecuencias de las decisiones del propio Gobierno del que forma parte.
El líder popular, además, niega que existan disensiones en las filas del PP por este asunto. "Estamos de acuerdo en lo fundamental", zanja Rajoy, quien insiste en que el PP no apoyará ningún modelo que no se alcance por unanimidad, suponga una subida de impuestos y deje al Estado "en la indigencia económica".