Veteranos terroristas de ETA que cumplen penas de prisión en cárceles españolas como Carmen Gisasola, Joseba Urrusolo Sistiaga, Kepa Pikabea, Rafael Caride Simón, Andoni Alza Hernández, Koldo Carrasco Aseginolaza, Fernando de Luis Astarloa y Josu García Corporales han firmado un documento en el que, por primera vez, alguien relacionado con la banda terrorista y su entorno destaca la necesidad de "reconocer y reparar" los daños causados a las víctimas del terrorismo.
Los firmantes de la misiva, a la que tuvo acceso la agencia estatal Efe, mantienen una posición crítica con la dirección de ETA desde hace más de una década, motivo por el que abandonaron la disciplina del colectivo de presos de la organización terrorista, que posteriormente anunció su expulsión de la banda.
El contenido de la carta, aunque novedoso por su alusión a las víctimas de ETA, no puede interpretarse como uno de esos gestos que busca el Gobierno Zapatero dentro del entorno proetarra para reactivar la negociación con la banda terrorista, pues el hecho de que en su mayoría fueron expulsados de la disciplina de la banda hace años, hace que su valor como interlocutores o como termómetros dentro del seno de la organización terrorista sea nulo. De igual forma, el alcance de la misiva entre los simpatizantes de ETA también será muy limitado, pues estos presos carecen de capacidad de influencia.
Firmado como "presos comprometidos con el irreversible proceso de paz", el documento destaca la necesidad de que ETA ponga fin a su actividad terrorista para iniciar un nueva negociación entre Gobierno y la organización asesina, poniendo como referencia los acuerdo alcanzados en Irlanda del Norte.
Según dice la carta, llevan "muchos años planteando la necesidad de poner fin a la lucha armada y de avanzar por vías exclusivamente pacíficas y democráticas", y tras decir que ya han dado "pasos concretos en ese sentido", consideran que "hay que plantear el tema de las víctimas y el reconocimiento-reparación de los daños causados", una cuestión que reconocen "delicada", por lo que "no se debe plantear como un nudo que bloquee".
De igual forma, censuran la estrechísima vigilancia que sufren los terroristas de ETA que cumplen condena en centros penitenciarios por parte del EPPK, la estructura de la organización asesina que se ocupe de controlar a los presos, y lamentan que para los etarras encarcelados sólo haya dos opciones: "pertenecer al EPPK o el abismo, lo que tiene consecuencias para sus familiares y su entorno". Del mismo modo, abogan por "superar la mentalidad", en alusión a las órdenes dictadas desde ETA, para que los reclusos no acepten los beneficios penitenciarios.