José Manuel Pinto, trabajador de la administración regional de Madrid, había sido señalado reiteradamente por El País, como autor de las notas manuscritas que aparecen en tres de los supuestos partes de seguimiento publicados por el diario de Prisa.
Por lo cual, Pinto decidió declarar y someterse a un examen grafológico para demostrar su inocencia. La juez encargó un informe a la Comisaría General de Policía, que concluyó que era el autor de las notas. De hecho, este informe caligráfico fue una de las escasas pruebas que poseía la juez, el resto se reducían a las declaraciones de Manuel Cobo y el ex vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Alfredo Prada, que aseguraban haber sido espiados, sin aportar ninguna prueba.
Pero, según desvela El Mundo, el juez de la acusación encargó hace semanas un segundo informe grafológico sobre Pinto. El ex fiscal antiterrorista de la Audiencia Nacional buscó a una de las grafólogas más prestigiosas de España, y le encargó un minucioso estudio de la letra, con nuevas pruebas de escrituras.
Pues bien, el informe que firma Amparo Botella destaca que los tres documentos con notas manuscritas tienen "pocos caracteres escritos" y "pocos repetidos" por lo que se estima que los tres documentos no están escritas por la misma persona, y destaca que "al menos dos, podrían provenir de distinto puño y letra".
Este informe grafológico estima que dos de esos documentos, taxativamente: "No son del puño y letra de don José Manuel Pinto Serrano". Además, el móvil de Pinto no aparece en ninguno de los lugares donde estuvieron Prada y Cobo en las fechas de los partes, ni siquiera en las inmediaciones.
Con el paso del tiempo, y la aparición de pruebas, la supuesta trama de espionaje en la Comunidad de Madrid se retrata como lo que es: una operación orquestada para tratar de perjudicar a Esperanza Aguirre, como ya intentó Manuel Cobo desde el País, acusándola de montaqr una "Gestapillio" para espiarles.