Estos acontecimientos han sido desvelados por ABC este lunes, y cuyo último caso conocido se produjo durante las fiestas de los Calderetes, en el barrio de La Chantrea de Pamplona.
En ellas, niños de no más de 10 años lucían pegatinas con fotografías de presos etarras, mientras paseaban al lado de pancartas en las que se exaltaba a Joseba Fernández Aspurz, el "Guindi", terrorista que integraba el comando autor del asesinato del policía francés Juan Segre Nérin. El criminal fue detenido en el tiroteo.
La instrumentalización de los menores se produce a plena luz del día y con plena impunidad por parte de las instituciones. Varios días en los que los pequeños conviven con proclamas y pegatinas, en los que se convierte a menores en una plataforma de publidad de la banda asesina.
El Ejecutivo navarro y la Delegación de Gobierno de la Comunidad Foral aún permanecen sin hacer nada concreto contra estos homenajes. El Ayuntamiento de Pamplona sí intentó dar pasos para prohibir estos vomitivos espectáculos, pero los representantes de Nafarrora Bai no hacen más que poner piedras en el camino. Esta formación repite la excusa burda que esgrimen los organizadores: que se trata de actividades lúdicas vecinales. Obvian que, incluso aunque ese espíritu sea el convocante, acaba convirtiéndose en un homenaje y exaltación a ETA, sin ningún tipo de disimulo.
UPN denunció estos hechos el pasado jueves, a través de una moción en el Ayuntamiento de Pamplona, que también apoyó el Partido Socialista de Navarra. Juntos, aducían que estos actos de "instrumentalización de todos los actos organizados por la Comisión de Fiestas de la Chantra, convirtiéndose en acciones de apoyo a los presos de ETA sin deparar tan siquiera en la utilización de los menores".
Pero NaBai se opone de nuevo. Su concejal, Aritz Romero ha dicho que estas mociones "ponen en peligro unas fiestas vecinales creando un conflicto donde no lo hay".
Lo que resulta innegable es que esta impunidad dota a ETA de más oxígeno, al permitirle captar, al puro estilo de una secta , a los más pequeños. Una estrategia digna de cualquier manual terrorista que se precie.