LD (Agencias) Más de un millón de personas –1.300.000, según la Comunidad de Madrid, reducidos a 129.715 por la Delegación del Gobierno– han marchado pacíficamente bajo la lluvia y el frío por el centro de la capital, en protesta por la política de cesión del Gobierno a ETA.
Por sexta vez durante el mandato de Rodríguez Zapatero, un clamor le ha pedido que no negocie con terroristas y que los derrote con el Estado de Derecho. Más banderas de España que nunca y gritos de "Zapatero, dimisión". Mariano Rajoy, al borde de la emoción, proclamó: "Me siento orgulloso de ser español".
Todo apunta que el presidente volverá a desoir a las víctimas del terrorismo. Este mismo sábado, tras la XXII cumbre hispano-portuguesa, ha brindado a Batasuna-ETA el gesto de pasar por alto el robo de pistolas y se ha ratificado en seguir adelante con el llamado "proceso de paz".
Zapatero dio un mazazo a las expectativas creadas por su promesa de que el robo de 350 pistolas y revólveres por ETA en Francia tendría "consecuencias". Éstas, desveló este sábado, se reducen a: "perseguir a los autores" y "extremar la verificación de la voluntad de ETA de dejar las armas". Por lo demás, Zapatero se ha ratificado en seguir adelante con su "proceso de paz" y, aunque ha expresado su "respeto y comprensión" a las víctimas, porque "han sufrido mucho", mantiene que su obligación es dialogar con los terroristas para evitar nuevas muertes.
Sexta protesta masiva
La muchedumbre desafió a la lluvia y el frío en la sexta protesta masiva, exigiendo al Gobierno de España que rompa con ETA.
Miles de personas habían colapsado desde antes de las cinco de la tarde las calle Velázquez y aledañas, escenario de la sexta manifestación convocada por las víctimas contra la política de cesión a los terroristas.
La Dirección del PP y numerosos cargos públicos del único partido de la Oposición caminaron en segunda fila, tras una pancarta con el lema: Comprometidos con las víctimas.
El presidente de los populares, Mariano Rajoy, ha proclamado su "orgullo de ser español", a la vista de la abrumadora respuesta cívica a la convocatoria de la AVT.
Gritos de "Zapatero, dimisión" se escucharon constantemente, junto a lemas por la verdad sobre los atentados del 11 de marzo de 2004.
Una "rebelión cívica"
La protesta, que se enmarca en la "rebelión cívica" anunciada por la asociación mayoritaria contra la política antiterrorista del Gobierno, comenzó con gritos contra la negociación y contra el Ejecutivo, como "Zapatero, dimisión", así como de apoyo a los líderes del PP.
Concluyó alrededor de las siete de la tarde con la lectura de un manifiesto, a cargo del presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Francisco José Alcaraz, y de una alocución por Agapito Maestre, catedrático de Filosofía y analista de El Mundo y LIBERTAD DIGITAL.
Numerosas banderas españolas se dejaron ver entre los paraguas - caían algunas gotas al inicio de la marcha -y las pancartas, una de las más destacables un fotomontaje en el que José Luis Rodríguez Zapatero y Arnaldo Otegi parecen abrazarse sobre una inscripción: "Todos los tiranos se abrazan como hermanos".
Dos grandes pancartas, con los lemas Rendición, en mi nombre no y Comprometidos con las víctimas abrieron la marcha, cuya cabecera se ha situado mucho más delante del inicio previsto -el número 1 de la calle Velázquez- debido a la gran cantidad de personas que ya se encontraban en la zona una hora antes de las cinco de la tarde.
Tras la primera de ellas se situaron las víctimas, entre las que hay rostros conocidos como el de Irene Villa, así como representantes de las asociaciones y colectivos que la apoyan.
Unos metros detrás, en la segunda, caminaron los principales dirigentes del PP, encabezados por su presidente, Mariano Rajoy; su secretario general, Angel Acebes; la presidenta del PP del País Vasco, María San Gil, el alcalde Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón y la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, entre otros.