Antes de celebrarse las elecciones generales de junio de 1993 Baltasar Garzón, entonces número dos de Felipe González en las listas del PSOE por Madrid, ya tenía un despacho en Madrid. El periodista de El País Francisco Mercado lo describió en un artículo como “el zulo de Garzón” y, según José Díaz Herrera semanas antes de la convocatoria electoral el pisito fue una de las oficinas secretas del CESID. Estaba en el distrito madrileño de Cuatro Caminos. Cuenta Díaz Herrera que es esa casa mantuvo Garzón varias reuniones con las personas que serían sus colaboradores en su etapa política y que, en buena parte, continúan hoy a su servicio. Entre ellos estaba Enrique García Castaño, la famosa “fuente” de Agustín Díaz de Mera que salió a la luz durante el juicio del 11-M, comisario y buen amigo del juez que hace bien poco acudió a su boda en el lujoso Hostal San Marcos de León. Otro miembro de ese equipo era Gabriel Fuentes, que llegó a ser comisario general de información con el PSOE y tercero en la cúpula policial ya con el PP, bajo la dirección de Díaz de Mera. La tercera era la profesora de Derecho Araceli Manjón, que acabó siendo una de sus más estrechas colaboradoras y que, según otras fuentes, asistió personalmente a la defenestración de su jefe por parte de Juan Alberto Belloch y Margarita Robles.
A todos ellos, a García Castaño, a Gabriel Fuentes y a Araceli Manjón, el juez les dejó claro que iba a ocupar un cargo “importante” en el Gobierno de Felipe González. Lo primero que le que cayó a Garzón tras la victoria electoral de Felipe González fue la dirección del Plan Nacional sobre Drogas. Poca cosa para todo un número dos. Pero en seis meses convirtió su puesto en una posible rampa de lanzamiento hacia ese cargo “importante” del que hablaba a sus colaboradores. De hecho, en ese medio año el Plan Nacional sobre Drogas pasa del Ministerio de Sanidad al de Asuntos Sociales y de éste a Interior. Garzón consigue que se eleve su categoría a la de Secretario de Estado. De ocuparse sobre las drogodependencias y las políticas de prevención pasa a la acción: control del narcotráfico y asesoramiento directo de expertos en terrorismo. El propio Gabriel Fuentes y el coronel de la Guardia Civil Ángel López están a su servicio.
El juez en excedencia, ahora político y secretario de Estado, ve cerca la cartera que siempre había ansiado. Pero la fuga de Roldán, director general de la Guardia Civil, dio al traste con su carrera. El ministro del Interior Antoni Asunción dimitió de inmediato y González urdió un nuevo ministerio tras descartar varias propuestas para sustituir a Asunción. El titular de Justicia, entonces Juan Alberto Belloch, sería biministro quedándose también con la cartera de Interior. Aterrizaban al lado de Garzón María Teresa Fernández de la Vega y Margarita Robles. Y Belloch no quería al ex juez en su equipo. Aquí es donde aparecen varias versiones sobre la relación entre Margarita Robles y Baltasar Garzón. Según la aportada por José Díaz Herrera en Garzón, juez y parte, fue la propia Robles quien comunicó al magistrado su cese
- Pero si hasta hace un rato iba a ser secretario de Estado de Interior
- Es cierto, pero las cosas han cambiado. El nuevo secretario de Estado soy yo.
Según la versión de Manuel Cerdán y Antonio Rubio en El caso Interior, el suceso no fue tan breve y determinante pero tampoco tan distinto.
- Baltasar, me dice Juan Alberto que te pregunte qué piensas hacer…
Margarita Robles no obtiene respuesta y el juez se va a hablar directamente con Belloch que le confirma la pregunta
- Qué piensas hacer. Te quedas o te marchas. Necesito una respuesta ahora porque tengo que hacer cambios en el ministerio
Según Rubio y Cerdán, Garzón se marcha airado tras pedir unas horas para tomar una decisión. Pero Belloch no espera y anuncia, en presencia de Araceli Manjón, la colaboradora del juez, que quiere tener dos secretarías de Estado: la de Justicia, con De la Vega y la de Interior, con Margarita Robles. Lo que escucha Araceli en ese momento de boca de Belloch es la sentencia de cese a su jefe:
–Garzón, si quiere, puede seguir como delegado del Plan Nacional sobre Drogas, pero si me presenta la dimisión la admito.
Y así ocurrió inmediatamente después de que Araceli Manjón reportara lo sucedido a Garzón. En un suspiro, el juez en excedencia metido a político volvía a ser juez en ejercicio. Presenta su dimisión el 6 de mayo de 1994 y vuelve a la Audiencia el día 18 del mismo mes y del mismo año. Doce días después.
El 24 de junio de 1998, ante el Tribunal Supremo, y en el curso del juicio por el secuestro de Segundo Marey, Juan Carlos Rodríguez Ibarra reprodujo en su declaración una supuesta conversación con Garzón que éste siempre ha negado. La recoge Díaz Herrera en el libro mencionado:
– Bueno Baltasar, ¿por qué abandonaste el juzgado para ser un simple diputado de a pie?
– No voy a ser un mero diputado de a pie, sino ministro del Gobierno
– ¿Te lo ha dicho Felipe González?
– Sé que voy a ser ministro
– Si no te lo ha dicho, olvídate
– Si Felipe no me hace ministro se va a acordar toda la vida