Mientras Zapatero tiene la vista puesta en las elecciones generales de 2012 (y manifestó su intención firme de no adelantar dicha cita), barones del partido como Patxi López, Guillermo Fernández Vara o José María Barreda, recuerdan al presidente que para ellos no hay tanto tiempo hasta los comicios.
En un intento por conciliar voluntades y granjearse apoyos, Zapatero señaló que "los candidatos –del PSOE a las elecciones autonómicas y locales- deben saber que tienen más oportunidades si actúan con coherencia y concordancia con el partido y con el Gobierno". Según la cronista de El País, Anabel Díez, "todos se dieron por aludidos".
José María Barreda no dejó pasar la ocasión de hacerse notar en el Comité Federal del partido. Pidió regionalizar las elecciones y sugirió a los líderes nacionales que no se pasearan mucho por Castilla-La Mancha.
Por su parte, el candidato por el PSOE a la Comunidad de Madrid, Tomás Gómez, plantó cara al presidente y le instó a definirse cuanto antes sobre su candidatura a las generales. Según algunas de las fuentes conocedoras de lo sucedido en la citada reunión, Gómez pidió al presidente que fuera él el candidato, pero que lo comunicara cuanto antes.
Además, Gómez se permitió lanzar un dardo envenenado a José Blanco, que tendrá las atribuciones de la acción electoral hasta las generales. Dijo Gómez que estaba convencido de que sería Marcelino Iglesias –y no Blanco- quien serviría de gran ayuda al PSM desde "sus competencias electorales" para la campaña socialista en Madrid.
Aunque en tono conciliador, Patxi López señaló en el mismo cónclave que el acuerdo entre el Gobierno y el PNV para la aprobación de los presupuestos había obligado a algunos de los militantes del PSE a "tragarse algunos sapos". Con todo, hace suyo el acuerdo.
Otras fuentes apuntan a que la bancada socialista en el Congreso ha reaccionado positivamente a los cambios. Dicen que constituyen un gesto del Gobierno para demostrar que no da "el partido por perdido". Las mismas fuentes parlamentarias señalan a El País que precisamente el nombramiento de Rubalcaba ha gustado en las filas socialistas que entendían la necesidad imperiosa para el partido de dar responsabilidades a pesos pesados con experiencia. En cambio no todos están tan entusiasmados.
Otros miembros del Grupo Parlamentario socialista se veían con posibilidades de colocarse como sucesores del presidente, en caso de que éste decidiera no presentarse a las próximas elecciones. Este mismo grupo dice que "los abuelos no deben suceder a los nietos" y recuerdan que "todos los actuales vicepresidentes de Zapatero tienen más de 60 años. Son el pasado", sentencian. En su opinión, el presidente los necesitaba para recuperarse, pero "no para presentarse". Continúan: "Si Zapatero no se presenta a las elecciones, no habrá siquiera competición por su puesto. Sólo quedaría la opción Rubalcaba".
Según cuentan Esther Palomeras en La Razón y Manuel Sánchez en El Mundo, otro de los asuntos que molestaron, y mucho, a algunos barones fue el nombramiento "a dedazo" de Marcelino Iglesias como Secretario de Organización del PSOE. Según dicen sus fuentes, fue Fernández Vara el primero en manifestar su descontento, no tanto por el elegido (parece que existe consenso en que Marcelino Iglesias ocupe el cargo) sino más bien con la decisión unilateral del líder para nombrar a su Secretario de Organización. Al parecer, a Vara le sentó muy mal enterarse por "el jefe de informativos de la cadena SER" del nombramiento de Iglesias.
Vara y Barreda pidieron a Zapatero la convocatoria urgente del "Consejo Territorial del PSOE", un órgano en el que se encuentran representados todos los secretarios generales y que lleva más de dos años sin reunirse. El propio presidente de Castilla-La Mancha reprochó que los barones "no estamos sólo para recibir instrucciones, sino que queremos además formar parte del diseño y la estrategia".
Pero, tal y como dice en El Mundo Manuel Sánchez, los asistentes al encuentro a puerta cerrada aseguran que Zapatero sacó pecho y se mostró encantado con lo ocurrido esta semana. Además, recuerda que el propio Zapatero confesó saberlo el domingo en Ponferrada por la mañana, lo que supone un engaño alevoso a los medios de comunicación.