En declaraciones a Europa Press, y sin querer citar expresamente a qué "óbito" político s erefiere, Leguina reclamó el derecho del secretario general del PSM, Tomás Gómez, a concurrir a unas elecciones primarias para optar a ser candidato.
En este sentido, acusó al presidente del Gobierno de estar "en la ambigüedad de Felipe IV, porque después de todo esto puede decir que él no ha dicho nada, pero su valido, Guzmán-Pepiño, lo dice muy claro. Zapatero está en la ambigüedad propia de los dioses, pero digamos que el Conde Duque de Olivares no es nada ambiguo", añadió.
"Que vayan buscando apoyos, en vez de perder el tiempo intoxicando", reclamó a Ferraz. En este sentido, mostró sus dudas de que la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, esté dispuesta a concurrir en unas primarias contra Gómez. "No creo que la ministra esté para estas bromas; ella siempre ha ido sin primarias, y ha perdido espectacularmente", recordó respecto a las elecciones municipales de 2003, donde fue cabeza de lista contra Alberto Ruiz Gallardón.
"Los nombres que han dado no creo que estén por la labor de ir a unas primarias. El único que dice que va a ir a las primarias es Tomás Gómez, así que esto puede convertirse en una serpiente de verano que al final nadie conocía", agregó. Así, no mostró ninguna duda de que Gómez cumpla su palabra de que irá a primarias si hay más de un candidato. "No tengo duda porque me fío de él". "Es un hombre con prestigio, que dejó de ser alcalde para esto y ahora, le dicen que porque lo dicen unas encuestas, que se vaya. ¿Pero esto qué es? Por lo menos que le dejen presentarse", manifestó.
Por otra parte, el ex presidente regional dijo no entender que se intente utilizar una encuesta para tomar este tipo de decisiones pues tampoco las encuestas nacionales son positivas. "No estamos bien para ganar las generales, no sé si se han enterado", planteó. Para defender las posibilidades de Gómez, Leguina recordó dos ejemplos de la Historia "que vienen al caso", el de Hernán Cortes cuando desembarcó en lo que hoy es México y mandó quemar las naves para que sus hombres no pudieran retroceder, y el de Julio César, que desobedeció al Senado, abandonó Galia y ganó Roma. "Cortés quemó las naves, Tomás ha quemado sus naves porque lo ha dejado todo por esto. Y César, de la familia de los Julios, que desobedeció al Senado, pasó el Rubicón y se hizo con el Gobierno de Roma", señaló.