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La familia de Jamal Ahmidan

Para quienes todavía creen, poco o mucho, en la versión oficial de los atentados del 11-M, debería resultar sorprendente un hecho ciertamente llamativo: lo poco que nos han contado acerca de la historia y circunstancias personales y familiares de los supuestos responsables de la masacre.

Para quienes todavía creen, poco o mucho, en la versión oficial de los atentados del 11-M, debería resultar sorprendente un hecho ciertamente llamativo: lo poco que nos han contado acerca de la historia y circunstancias personales y familiares de los supuestos responsables de la masacre.
L D (Luis del Pino) La sentencia de la Audiencia Nacional vuelca la máxima responsabilidad de los atentados sobre los siete muertos de Leganés, quienes constituirían un grupo terrorista autónomo de carácter islamista que habría organizado y cometido los atentados de Madrid por su cuenta y riesgo. La sentencia de casación del Tribunal Supremo matiza estas afirmaciones, indicando que podrían no ser todos, sino sólo algunos de los siete muertos de Leganés, los que hubieran puesto las bombas de los trenes. Sea como fuere, si admitimos la versión oficial de los atentados, algunos o todos los muertos de Leganés serían los máximos responsables de la matanza.
 
Pero entonces, ¿por qué existe tan poca información acerca de la personalidad y de la vida de los terroristas del 11-M? ¿Por qué nadie nos ha contado prácticamente nada sobre la historia personal, laboral y familiar de esos personajes? ¿Cómo es que los informes policiales, los autos judiciales y las sentencias del 11-M no incluyen una exhaustiva historia de estos asesinos en serie?
 
¿Sabe alguien, por ejemplo, dónde y con quién vivía en España Abdenabi Kounjaa? ¿Tenía mujer? ¿Tenía hijos? ¿Sabe alguien de qué vivía Anouar Asrih Rifaat? ¿Puede alguien decirnos qué hacía y por dónde andaba en los meses anteriores al 11-M Allekema Lamari? ¿A qué organizaciones o asociaciones pertenecían El Tunecino y los hermanos Oulad? ¿Alguno de ellos tenía novia? ¿Cuándo llegaron a España?
 
En ninguna parte del sumario figura el más mínimo interrogatorio a ningún familiar de Abdenabi Kounjaa, ni de Anouar Asrih Rifaat, ni de Serhane Farket (El Tunecino), ni de Allekema Lamari. Y el hecho es que de algunos de ellos nos consta que tenían familiares en España.
 
El único del que hay un poco más de información, y tampoco mucha, es de Jamal Ahmidan, y ello fundamentalmente porque desde el principio se interrogó a su supuesta mujer española, Rosa María, y porque varios de sus hermanos fueron imputados, e interrogados, durante la fase inicial de las investigaciones.
 
Sin embargo, incluso en el caso de Jamal Ahmidan, en cuanto se comienza a rascar en la escasa información proporcionada, afloran las contradicciones.
 
Chico encuentra chica
 
Nadie nos ha explicado clara y detalladamente la vida de Jamal Ahmidan. Lo único que los españoles tienen es una vaga noción de que se trata de un delincuente común de origen marroquí que vino a España a principios de la década de 1990, conoció a una chica española con la que se casó y a la que dejó embarazada, para separarse de ella poco después. Creemos saber que se dedicaba al tráfico de drogas y de todo tipo de objetos robados. Según nos dijeron, posteriormente estuvo en la cárcel en Marruecos por algún asunto relacionado con un homicidio, volviendo a España en el verano de 2003 y retomando la relación con su mujer española. En algún momento de esos años en que había estado separado de su mujer, se fue radicalizando, hasta acabar atentando en Madrid el 11 de marzo de 2004. Esa es la historia, a grosso modo, que nos han contado.
 
Esa es también la versión que se desprende de las primeras declaraciones de su mujer Rosa María ante la Policía y ante el juez. En esas dos declaraciones, prestadas los días 26 y 27 de marzo de 2004, la supuesta mujer de Jamal dijo, entre otras muchas cosas:
 
  • Que desde el año 1993 era compañera sentimental de Jamal Ahmidan, con el que tuvo un hijo.
  • Que dejaron la relación en 1995 o 1996, cuando Jamal ingresó en la cárcel por tráfico de drogas.
  • Que reanudaron su relación en el mes de julio de 2003, cuando Jamal volvió de Marruecos tras pasar dos años y medio en la cárcel por un delito contra la integridad física de las personas.
  • Que en el mes de septiembre u octubre de 2003 comienza a convivir con Jamal en Vallecas, en un piso de la C/ Villalobos 51.
  • Que Jamal se dedicaba a la compraventa de coches usados.
  • Que Jamal tenía un VW Golf de color negro que vendió en febrero de 2004 (uno de los coches que supuestamente transportaron los explosivos desde Asturias).
  • Que en esa fecha (febrero de 2004) comenzó a utilizar un Opel Astra azul propiedad de la madre de Rosa María (otro de los vehículos con los que supuestamente se transportaron los explosivos desde Asturias).
  • Que en febrero de 2004, Jamal la llevó a ver una finca que acababa de alquilar en Morata de Tajuña, en la cual dormía Jamal en días alternos.
  • Que a esa finca iban varios amigos de Jamal, además de su primo Hamid.
  • Que Jamal tenía un pasaporte belga falso a nombre de Yousef Ben Salah.
 
Viendo estas declaraciones, no se puede evitar sacar la sensación de que esa familia española (la de la mujer de Jamal) se vio liada sin querer en los atentados porque su hija, tiempo atrás, tuvo una relación con un marroquí que la dejó embarazada. Esa relación se había roto hacía muchos años, cuando Jamal ingresó en la cárcel en España, pero al volver Jamal más adelante de Marruecos, pocos meses antes del atentado, la relación se recompuso. Y a causa de eso, Rosa María y su familia se vieron envueltos en problemas que ni les iban, ni les venían.
 
¿Es verdad que así fueron las cosas?
 
La familia
 
Para empezar, aclaremos que la relación de Jamal con esa familia no se limitaba a su mujer Rosa María. Los datos que figuran en el sumario revelan una estrecha relación de Jamal con su familia política. Relación, por otra parte, que parece lógica, dado que tenían un hijo en común.
 
Así, entre mayo y noviembre de 1996, Jamal fue detenido en al menos cuatro ocasiones, con la identidad falsa de Ahmed Ajon. Y en todas las reseñas consta que el domicilio del detenido estaba en la C/ Corredera Baja de San Pablo 22, donde vivía precisamente la madre de Rosa María.
 
También en mayo de 1996, el cuñado marroquí de Jamal, llamado Jabir Migou, presentó una solicitud de regularización, aportando un contrato de trabajo firmado por la madre de Rosa María. Existía, por tanto, una relación suficientemente estrecha como para que la madre de Rosa María se aprestara a ayudar no ya a Jamal, sino a otros miembros de su familia.
 
En el propio sumario consta, asimismo, que en agosto de 1998 la madre de Rosa Maria compró un vehículo por cuenta de Jamal, poniéndolo a su propio nombre.
 
Más adelante, en marzo de 2000, la versión oficial afirma que Jamal fue detenido con la identidad falsa de Said Tlidni por falsificación de documentos. El domicilio que figura en la reseña de esa detención es, precisamente, la C/ Pozas 4, que es donde vivían en ese momento tanto Rosa María como su madre.
 
A consecuencia de esa detención, Jamal fue encerrado (siempre con la identidad falsa de Said Tlidni), en un centro de internamiento para extranjeros, como paso previo a su expulsión. Unas pocas semanas después, en abril de 2000, Jamal se fugaría de ese centro, según nos dicen, tras atacar a un guardia con un spray. Pero mientras estuvo encerrado, le fue a visitar en varias ocasiones Miriam, la hermana de Rosa María.
 
No es cierto, por tanto, que Rosa María y Jamal hubieran perdido el contacto entre 1996 y 2003. Existió un contacto continuado de Jamal tanto con Rosa María como con su familia a lo largo de los años, e incluso probablemente una relación de convivencia, al menos en determinados periodos temporales.
 
La empresa
 
Uno de los detalles más llamativos de esa relación de Jamal con su familia política es esa solicitud de regularización presentada por el cuñado de Jamal en mayo de 1996, de la que ya hemos hablado. Solicitud de regularización que, recordemos, estaba firmada por la madre de Rosa María, en calidad de empleadora. Y si esa solicitud de regularización es curiosa es porque aquel empleo era para trabajar, precisamente, en una pastelería árabe.
 
Parece que la madre de Rosa María era dueña, entonces, de una pastelería árabe. ¿Es posible que la idea que se transmitió desde un principio acerca de la familia política de Jamal Ahmidan fuera incorrecta, y que el contacto de esa familia con la comunidad musulmana fuera más estrecho, y menos casual, de lo que nos han contado?
 
Los datos del Registro Mercantil confirman, en efecto, que así es. La madre de Rosa María era co-propietaria de una empresa denominada Eurolibanesa, cuyo objeto social, según los estatutos de  constitución de la sociedad, era "la explotación de establecimientos de hostelería y restaurantes, cafeterías, bares, chocolaterías, pastelerías, confiterías orientales...". La empresa, que tenía su sede social en la C/ Tesoro 6 (a escasos metros de la C/ Pozas)  fue constituida el 22 de abril de 1994 por cuatro socios: Faraj N. D., un alto cargo de la empresa Amper de origen libanés; su mujer Margarita V. G.; otro libanés llamado Radwan Nazih y la suegra de Jamal Ahmidan. Estos dos últimos compartían domicilio, según consta en los estatutos de la empresa.
 
Ninguno de estos datos quiere, en principio, decir nada, claro está. Simplemente demostrarían que Jamal Ahmidan no era el único punto de contacto de la familia de Rosa María con la comunidad de personas procedentes de países árabes y afincadas en España.
 
Pero añadamos un detalle más: en el propio sumario consta que el seguro del Opel Astra azul propiedad de la madre de Rosa María (ese coche con el que, según nos dicen, Otman El Gnaoui subió hasta Burgos para ayudar a Jamal Ahmidan a bajar desde Asturias la Goma2-ECO para el atentado) estaba en 2004 a nombre, precisamente, de Radwan Nazih, el socio libanés y probable compañero sentimental de la madre de Rosa María.
 
El Opel
 
Merece la pena repasar la historia de ese vehículo Opel Astra. Como hemos dicho ya, Rosa María declaró ante la Policía y ante el juez Del Olmo que ese coche pertenecía a su madre y que Jamal Ahmidan comenzó a utilizarlo en febrero de 2004.
 
Sin embargo, las informaciones acerca de los seguimientos efectuados a radicales islámicos en los meses anteriores al 11-M arrojan un dato sorprendente: el día 1 de octubre de 2003, miembros de la Brigada Provincial de Información detectaron a El Tunecino, otro de los suicidas de Leganés, entrando en su domicilio con una bolsa de mano. Minutos después, salió del domicilio "realizando a pie varias maniobras en actitud evasiva, tomando numerosas medidas de seguridad", para posteriormente abandonar el lugar en el coche Opel Astra M-4518-OZ propiedad de la madre de Rosa María. Tenemos, entonces, que aquel coche fue utilizado por al menos dos de los suicidas de Leganés, según los propios datos del sumario.
 
Ante estas circunstancias, una de las acusaciones particulares personadas en la causa solicitó en noviembre de 2005 al juez Del Olmo que se tomara declaración a la madre de Rosa María, como propietaria del vehículo, y a Radwan Nazih, el tomador del seguro de ese coche. El juez Del Olmo desestimó la toma de declaración de Radwan Nazih por "improcedente, inútil, dilatoria e injustificada" (sic). Sin embargo, sí que accedió a que se tomara declaración a la madre de Rosa María. declaración que tuvo lugar, por cierto, sin la presencia de la acusación que había solicitado esa prueba testifical.
 
En su declaración ante el juez Del Olmo, la madre de Rosa María dio una versión sobre el coche radicalmente distinta a la que había dado su hija:
 
  • Afirmó que ese coche no era, en realidad, suyo, sino de Jamal Ahmidan. Dijo que era Jamal quien lo había comprado en 1998 pero que, como no tenía los papeles en regla, le había pedido a la madre de Rosa María que lo pusiera a su nombre.
  • Dijo que mientras Jamal estuvo en la cárcel en Marruecos, el coche permaneció en la calle, porque ni ella ni sus dos hijas (Rosa María y Miriam) tenían carnet de conducir.
  • Dijo que se encontró con Jamal en la calle un día de septiembre de 2003, momento a partir del cual se supone que Jamal volvió a utilizar el coche.
  • Por último, declaró que hasta ese momento (septiembre de 2003) su hija no tenía ni idea de que Jamal hubiera vuelto de Marruecos.
 
Como vemos, nada que ver con la versión inicial que Rosa María había dado tanto a la Policía como al juez.
 
Esa nueva versión permitía explicar cómo es posible que El Tunecino estuviera utilizando el coche en octubre de 2003: puesto que Jamal volvió a utilizarlo a partir de septiembre, podría habérselo dejado a El Tunecino en algún momento.
 
Pero esta nueva versión presenta varios problemas:
 
  • En primer lugar, resulta difícil de entender que Rosa María no estuviera al tanto de que el coche no era de su madre, sino de Jamal. ¿Por qué dijo en su primera comparecencia ante la Policía y ante el juez que el coche era de su madre y que Jamal no comenzó a utilizarlo hasta febrero de 2004?
  • En segundo lugar, teniendo en cuenta que la madre de Rosa María adquirió ese coche (según ella, por cuenta de Jamal) en agosto de 1998, quedaría demostrado que las relaciones entre Jamal y la familia de Rosa María fueron continuadas, desmintiendo de nuevo las declaraciones de Rosa María ante la Policía y ante el juez, en el sentido de que se había roto la relación con Jamal en 1996.
  • Y en tercer lugar (y éste es el problema más importante), ese coche Opel Astra azul fue multado en dos ocasiones durante el año 2003, y las fechas no encajan con lo que la madre de Rosa María declaró ante Del Olmo.
 
En concreto, el Opel Astra con matrícula M-4518-OZ fue multado en la C/ Campoamor 7 el día 12 de julio de 2003. Y antes de eso ya había sido multado en la C/ Fuencarral 57 el día 6 de febrero de ese mismo año.
 
Si Jamal Ahmidan no empezó a utilizar de nuevo el coche hasta septiembre de 2003, según declaró la madre de Rosa María; si antes de eso el coche estaba en la calle, porque ni ella ni sus hijas tenían carnet de conducir, ¿quién conducía el coche cuando le impusieron sendas multas en febrero y julio de 2003, momentos en los que, según Rosa María y la versión oficial, Jamal Ahmidan estaba preso en Marruecos?
 
La estancia en la cárcel
 
En realidad, como ya hemos publicado en Libertad Digital, la historia sobre la supuesta estancia de Jamal Ahmidan en una cárcel de Marruecos (esa estancia durante la cual el que era en principio un simple delincuente común acabó radicalizándose y convirtiéndose en un terrorista islámico) no puede ser cierta.
 
No existe ninguna comunicación oficial de Marruecos que acredite esa estancia de Jamal en la cárcel y el hecho es que Jamal Ahmidan, con la falsa identidad de Said Tlidni, firmó un contrato de arrendamiento de su casa de la C/ Villalobos 51 en 2001. Así que es imposible que estuviera preso en Marruecos en esa fecha.
 
Podría ser, por tanto, el propio Jamal Ahmidan quien estuviera utilizado el Opel Astra cuando fue multado, en febrero y julio de 2003, en dos calles distintas de Madrid. Pero entonces, ¿por qué Rosa María declaró que Jamal había estado entre el año 2000 y 2003 en una cárcel marroquí? ¿Por qué la madre de Rosa María declaró que Jamal no había vuelto a hacerse cargo del coche hasta septiembre de 2003?
 
¿Quién utilizaba el coche?
 
¿Estamos seguros de que era Jamal Ahmidan quien utilizaba ese coche? ¿Cómo lo sabemos? ¿Por lo que declararon Rosa María y su madre, cuyas contradicciones son patentes? Existen otras declaraciones que parecen corroborar que Jamal Ahmidan lo utilizó, al menos en las semanas inmediatamente anteriores al 11-M. Así lo atestiguaron, por ejemplo, Otman El Gnaoui o Hamid Ahmidan, el primo de Jamal. ¿Pero qué fiabilidad tienen esas declaraciones? ¿Existe algún otro dato objetivo que nos permita asegurarnos de que ese coche fue utilizado por Jamal?
 
En el caso de ese Opel Astra propiedad de la madre de Rosa María, tenemos la misma mala suerte que con la furgoneta de Alcalá: en el propio vehículo (volante, manijas de la puerta, palanca de cambios, salpicadero) no apareció ni la más mínima huella dactilar ni rastro de ADN de Jamal Ahmidan, ni de ningún otro miembro de la trama. Cosa bastante sorprendente, teniendo en cuenta que el vehículo había estado siendo utilizado durante meses. ¿No dejaron ni un pequeño rastro de ADN en el volante? ¿Ninguno de los que viajaron en el coche fumaba y se dejó una colilla en el cenicero? ¿Cambiaban de marchas limpiándose primero el sudor de las manos?
 
En la inspección del coche aparecieron huellas dactilares, pertenecientes a Jamal Ahmidan, a su primo Hicham Ahmidan, a Abdenabi Kounjaa, a Saed El Harrak y a un español llamado José Miguel B. P. (por cierto, el juez Del Olmo también se negó a tomar declaración a ese español cuyas huellas dactilares habían aparecido en el coche).
 
Pero todas esas huellas aparecieron en documentos o en objetos móviles (una caja y una bolsa de plástico). Ninguna de las huellas apareció en el propio vehículo.
 
En cuanto a los análisis genéticos, los únicos restos de ADN que aparecieron (pertenecientes a Jamal Ahmidan) se encontraron en una botella de medio litro de agua mineral marca Viladrau, que nos dicen que se encontró debajo del asiento del conductor.
 
No existe, por tanto ninguna evidencia incontrovertible, desgraciadamente, de que Jamal Ahmidan o alguno de los otros miembros de la trama condujeran alguna vez ese vehículo. De la persona que supuestamente llevó ese vehículo hasta Burgos para ayudar a transportar los explosivos el fin de semana del 28 de febrero de 2004, no aparecieron huellas ni rastros de ADN ni en el propio vehículo, ni en ningún objeto contenido en el mismo.
 
Coda
 
La sensación general es de que algo se nos escapa en esta historia. Que las cosas quizá sean, cuando menos, bastante más complicadas de como nos las habían contado.
 
Nadie necesita, cuando una historia es cierta, contradecirse tanto, ni omitir tantos datos en los informes policiales, ni negarse a la práctica de diligencias que las acusaciones solicitan.
 
Resulta imposible no preguntarse si lo que se ha pretendido es construir un culpable oficial, Jamal Ahmidan, pero omitiendo todo detalle que pudiera hacer aflorar cualquier contradicción en la historia y cortando cuidadosamente todo hilo que pudiera conducir a derivadas incómodas. Igual que sucede con el episodio de la casa de Morata de Tajuña, que fue utilizada para apuntalar el carácter islámico del atentado, pero evitando cuidadosamente cualquier investigación que pudiera incriminar al dueño de esa casa, a pesar de que él sí pertenecía a Al Qaeda.
 
¿Quién puso tanto empeño en trazar alrededor de Jamal un auténtico cordón sanitario que excluyera cualquier posibilidad de tirar de los muchos, e interesante, hilos sueltos que se vislumbran? ¿A dónde nos conducen esos hilos?
 
Como veremos en el siguiente enigma, esos hilos que cuelgan de los bordes del retrato oficial de la supuesta familia política de Jamal nos llevan mucho más lejos de lo que a primera vista podría parecer.
 

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