Irene Villa, que sufrió un atentado de ETA cuando tenía 12 años, se ha referido a la expulsión este jueves por parte del juez Bermúdez de la familia de una víctima del terrorismo que reclamaba que se juzgara a su supuesto asesino y ha dicho que "el dolor de una víctima no prescribe". Este jueves, la familia Latiegui relató a Libertad Digital el drama que están viviendo con la Justicia y la imposibilidad de que se pueda juzgar al etarra que asesinó a su padre y marido.
"El que lo ha hecho lo tiene que pagar, pasen los años que pasen", ha dicho Villa en relación a lo ocurrido durante el juicio por el asesinato en 1982 del delegado de Telefónica en San Sebastián Enrique Cuesta y su escolta, Antonio Gómez, y que hoy es el principal tema de conversación entre los asistentes en Salamanca al VI Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo.
El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, expulsó de la sala de vistas en la que se juzgaba al etarra José Antonio Zurutuza a los familiares del director de la empresa "Moulinex" José María Félix Latiegui (Guipúzcoa), asesinado en 1981 por el procesado, por exhibir pancartas y exigir que se juzguen estos hechos, que la Audiencia Nacional ha considerado prescritos.
El incidente está en boca de todos los asistentes al Congreso, que piden de forma unánime que los delitos de terrorismo no prescriban y que sean considerados crímenes de lesa humanidad. "Es muy doloroso que prescriban", ha repetido Irene Villa, que afirma que ella puede pasar por una situación similar dentro de poco.
"Cuando sufres un atentado -continua- siempre se queda un trozo de tu corazón cercenado, aunque llega un momento en que aprendes a convivir con ello, pero con la injusticia no puedes vivir porque es algo que se clava en tu corazón, algo más doloroso".
También Mapi de las Heras, viuda del dirigente socialista Fernando Múgica, asesinado por ETA en 1996, ha subrayado la importancia de seguir luchando para que los crímenes terroristas no prescriban: "Es una de nuestras grandísimas batallas".