(Libertad Digital) En unos desayunos de Europa Press celebrados este jueves en Madrid, el Fiscal General del Estado se ha despachado a placer contra la Policía Nacional y el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.
Los presentes no salían de su asombro cuando, tras meses de silencio, Cándido Conde Pumpido acusaba a la Policía Nacional de no colaborar con la Fiscalía en la lucha por anular las listas de ANV y el PCTV, de actuar sólo a las órdenes de Garzón y de ser responsable de la fuga del capo que secuestró y agredió brutalmente al productor José Luis Moreno. En ambos casos, Conde Pumpido se esforzó en diferenciar entre la Policía y la Guardia Civil, reservando para la Benemérita todos los elogios.
Contra Baltasar Garzón
Del juez Garzón, además de insinuar que actúa en connivencia con la Policía puenteando a la Fiscalía General, Conde Pumpido le acusó de querer "convertir la Audiencia Nacional en un juguete" buscando "determinado protagonismo". Se refería el Fiscal a las pretensiones de Garzón de instruir causa contra las cárceles de Guantánamo tras la querella presentada el pasado 17 de marzo por varios letrados contra seis abogados norteamericanos a los que consideran "responsables jurídicos" de la creación de dichas prisiones. Pumpido no apoyará la causa por considerar que la querella es "fraudulenta" y persigue "un artificio".
Las listas de ETA
La acusación más directa, y que englobaba tanto a Garzón como a la Policía, llegó cuando Conde Pumpido planteaba prácticamente que entre el juez y la Policía estaban boicoteando la labor de la Justicia contra ETA: "Cuando presentamos la ilegalización de ANV y el PCTV y cuando hemos presentado la impugnación de Askatasuna y D3M –dijo Conde Pumpido– tuvimos que fundarnos en los informes de la Guardia Civil porque la Policía no atiende las indicaciones de la Fiscalía del Tribunal Supremo, sólo las del juez instructor".
Lejos quedan los "guantánamos electorales" y el polvo del camino con el que se ensuciarían las togas, según el fiscal, cuando el Gobierno negociaba con ETA.
Cuando fue preguntado directamente por la "grave acusación" y si había hablado de ello con el ministro del Interior, el fiscal zanjó: "Sí… pero prefiero no seguir con ese tema".
Policía + Garzón = Operación Gürtel
Y como lo que estaba insinuando Cándido Conde Pumpido es que la Policía Nacional y el juez Garzón actúan en connivencia llegó la pregunta obligada: operación Gürtel. El auto del juez está construido exclusivamente con las investigaciones de la UDEF, unidad policial dedicada a la lucha contra los delitos económicos a cuyo frente está el Comisario General de la Policía Judicial, José Antonio García, el mismo que compartió mesa y mantel con Garzón, una fiscal y el ex ministro Bermejo.
El fiscal sólo dijo lo siguiente: "Los tiempos mediáticos y los tiempos políticos no son los de la Justicia. Lo que no hacemos es ni adaptar los tiempos de los procedimientos a la corriente mediática ni adaptar el fondo de nuestras resoluciones a las mayorías políticas".
Contexto: de los huidos del 11-M a Sevilla pasando por el CNI
La repentina rebelión del fiscal obliga a trazar un breve esquema de varios acontecimientos recientes que tienen como protagonistas a la Policía Nacional y la Justicia. El primero de esos acontecimientos se sitúa en las últimas exclusivas de Manuel Marraco en el diario El Mundo sobre el 11-M.
Tres supuestos autores materiales, los que no murieron en Leganés, que habrían huido tras la masacre y sobre los que pesaban órdenes de busca y captura se reunían en un piso controlado por la Policía en Santa Coloma. El Mundo publicó la inapelable foto de Daoud Ouhnane tomada meses después de la explosión del piso de Leganés. Rubalcaba salió al paso diciendo que si no lo detuvieron es porque no lo habrían identificado y que nada de lo sabido ahora se sabía "ni en 2004, ni en 2005, ni en 2006, ni en 2007". Eso sí, las explicaciones del ministro no eran propias y venían siempre acompañadas de una coletilla: "Según los datos que me facilita la Policía". Pero, también desde El Mundo, Fernando Lázaro demostraba que Rubalcaba no había acertado: agentes argelinos ya habían reconocido a Ouhnane en 2006 y la UCIE había informado al juez Del Olmo. Resultado: si la Policía no lo ha detenido, como decía el ministro, es quizá porque había orden de no hacerlo.
Tras Ouhnane, llegaron dos más. Otros dos presuntos autores materiales del 11-M en el piso de los vivos, el de Santa Coloma: Mohamed Afalah y Said Berraj, "el mensajero", del que Casimiro García Abadillo trazó en 2005 un perfil de candidato a confidente de la UCIE. Según explicó entonces el vicedirector de El Mundo, tan solo tres días antes del 11-M agentes de la Comisaría General de Información trataron infructuosamente de contactar con él.
Pero volviendo a la actualidad, toda la información, foto incluida, del último escándalo sobre el 11-M salía a la luz en el curso del juicio por la operación Tigris. ¿Escándalo policial, judicial o ministerial?
La andanada de Conde Pumpido contra la Policía Nacional llega en un momento complicado para este cuerpo que arrastra varios casos como el estrepitoso fracaso en la investigación del asesinato de Marta del Castillo con la pertinente responsabilidad del Ministerio del Interior. Y sin salir de Sevilla, seguimos sin tener datos sobre la desaparición de un alijo de droga que se custodiaba en una comisaría. A la droga sólo podían acceder los agentes, pero del detenido, del que aún no ha trascendido la identidad, se asegura que no pertenece al Cuerpo.
Para terminar esta sucesión de acontecimientos, en estos días también han aparecido noticias que nos hablan de una especie de guerra interna en el CNI, nuestro peculiar servicio de Inteligencia. Agentes del CNI –dice Antonio Rubio– acusan al director del CNI, Alberto Saiz, de cazar y pescar con dinero público. El CNI "está desmotivado, nunca ha estado peor", cuentan desde dentro de la casa.