Dos guardias civiles curtidos ya en el País Vasco, el sargento Javier Sureda y el guardia José Carlos Damata no han podido aguantar más y han decidido denunciar ante los medios la situación del cuartel de San Sebastián, el legendario Intxaurrondo, lugar en el que han muerto más de cien agentes de la Benemérita a manos de la banda terrorista ETA.
Mostrando su rostro y su nombre se han apresurado a discrepar con el ministro Rubalcaba, que hace pocas fechas inauguró tres nuevos edificios en este cuartel diciendo que esa inversión era "un acto de apoyo a la Guardia Civil".
Sin embargo, el sargento Sureda ha denunciado las goteras, humedades, agujeros en el suelo y sobre todo la falta de inhibidores en los vehículos, además de la "los fusiles que se quedan apoyados en contra las paredes sin una puerta blindada que los proteja". "Que venga Rubalcaba y le enseño mi casa", sentencia el agente, que lleva ya 17 años en Intxaurrondo y que formó parte del grupo antiterrorista del Cuerpo.
El sargento dice que la casa cuartel parece tercermundista. Así, relata que los guardias se cambian en una pequeña habitación "fría, húmeda y pobre", donde hombres y mujeres tienen que cambiarse juntos y compartir baño.
De hecho, Sureda ha denunciado la masificación del cuartel, donde viven actualmente más de 1.500 personas. "He visto a compañeros viviendo en sus coches y he llegado a tener en mi casa a un chico durante seis meses", aseguró al diario El Mundo.
Además, este miembro del Instituto Armado asegura que ya está acostumbrado a las pésimas condiciones del cuartel pero no a la falta de seguridad. De hecho, dice estar preocupado por los 80 agentes que sirven bajo su mando puesto que "no todos los coches tienen inhibidores, estamos hablando de una lotería". Y a pesar de ello, explicó que Intxaurrondo es "la niña bonita" de las casas cuartel".