En los últimos meses, muchos han sido los indicios que han avivado los rumores sobre la posibilidad de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero estuviese dando los pasos previos para iniciar una segunda fase de la negociación con la organización terrorista ETA. Gran parte de ellos, fruto de la propia política mantenida por el ministerio del Interior, que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba.
Entre estos, destacan los continuos acercamientos de etarras supuestamente críticos con la dirección de ETA a cárceles cercanas al País Vasco; la falta de detención de Josu Ternera pese a las informaciones que apuntan a que estaría controlado por el CNI; la excarcelación de Rafael Díez Usabiaga para que cuide de su madre pese a que no había documentación válida que atestiguase su estado de dependencia; el acercamiento de Arnaldo Otegi a la cárcel de Logroño tras mantenerlo Interior más de quince días sin permiso judicial en la prisión de Martutene (San Sebastián), tal y como denunció Libertad Digital; o la excarcelación Ignacio Gracia Arregi, Iñaki de Rentería, que fuera número uno de ETA a finales de los años noventa.
A estos indicios, también se han unido los trabajos soterrados para una nueva negociación llevados a cabo por mediadores internacionales, y los guiños que han venido realizando desde la propia Batasuna, brazo político de ETA.
Precisamente, este fin de semana, mientras EA y Batasuna sellaban su apuesta conjunta por una nueva negociación con la celebración de una aquelarre independentistas en Bilbao, el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, gran impulsor de la primera fase de la negociación política entre el Gobierno Zapatero y ETA, metía el pie en el charco y decía que tenía la "seguridad absoluta" de que se ha producido un "cambio radical en el sentimiento de la gente" de Batasuna y consideró que, "posiblemente, en el futuro, era necesario una izquierda abertzale legal".
Desde ese mismo momento, miembros del Gobierno central, del Ejecutivo vasco, del PSOE y del PSE han intentado apagar el fuego de la negociación avivado por Eguiguren. Entre ellos, Alfredo Pérez Rubalcaba, Leire Pajín, Rodolfo Ares, Odón Elorza o Juan Carlos Prieto. Este martes, le tocó negar la posibilidad de una nueva negociación al portavoz del PSE y repetir en la tarea al ministro del Interior.
Rubalcaba dijo que se hará cumplir la Ley de Partidos "a rajatabla" si ETA no lo deja "para siempre" y recordó que Batasuna es ilegal en estos momentos debido a que el Tribunal Supremo, el Constitucional y la Corte de Estrasburgo establecieron que "no podía ejercer una actividad política en España porque era un brazo político de ETA".
Asimismo, señaló que ante esto Batasuna tiene "dos posibilidades": "romper fehacientemente con ETA" o que la banda terrorista "lo deje del todo" y "de manera absolutamente unilateral". "No vale dejar las armas dos años y luego retomarlas porque las cosas no salen como ellos quieren", dijo, para sentenciar que "no nos chupamos el dedo".
El portavoz del PSE, José Antonio Pastor, afirmó que las reflexiones de Eguiguren "no afectan en absoluto" a la línea política del partido y del Gobierno vasco, "unánimente compartida", y censuró "la impertinencia inaguantable" de la dirigente del PP Dolores de Cospedal, al pedir el cese del presidente socialista. En este sentido, aseguró que su partido ni desautoriza a Eguiguren "ni ha pensado nunca en expediente o sanción alguna".
Pese a la cascada de reacciones desde que el presidente del PSE hiciese su apuesta por la legalización de Batasuna, hay voces que hablan de un rifi-rafe controlado. En este sentido se expresó en el coordinador general IU en el País Vasco y única diputado en la Cámara vasca, Mikel Arana, para quien Eguiguren, y el Gobierno del PSOE tienen "pactados" diferentes criterios en torno "al cambio de Batasuna" para que, si se da un nuevo escenario, "tener una puerta abierta y no quedarse fuera de juego en el inmovilismo con el PP". "Se han repartido los papeles de 'poli malo, poli bueno'", añadió.
EA, sin miedo a la ilegalización
Por su parte, el secretario general de Eusko Alkartasuna, Pello Urizar, aseguró este martes, en una entrevista concedida a la emisora Info7, emisora que emite por Internet y que busca tapar el hueco en las ondas que dejó la clausurada Egin Irratia, que su formación política no cambiará su estrategia por "las amenazas" de ilegalización que buscan "generar miedo".
"Ya sabíamos que una apuesta de este tipo generaría vértigos en muchos sitios y en el PSE también, porque saben que, si esta apuesta tiene futuro, la apuesta de Patxi López se ha terminado", manifestó. "Nosotros tenemos claro que la vía es la idónea, que la sociedad vasca así lo está pidiendo y vamos a seguir en la misma línea", agregó.
Urizar reconoció que, "sin lugar a dudas, las elecciones están ahí", pero recordó que, cuando EA planteó que "este acuerdo tiene que ser estratégico sin estar ligado a unas elecciones u otras", lo dijo porque sabe "que, al final, los partidos políticos, según se van acercando" los comicios, "nos ponemos nerviosos y empezamos a cubrir cada uno nuestro flanco". "Si tenemos que generar una dinámica, que cada año casi, porque casi todos los años tenemos elecciones, vamos a tener que estar parando y bloqueándola, flaco favor vamos a hacer a esta estrategia", señaló.