Los desafíos de las patrullas de la Royal Navy y de la policía gibraltareña y el desamparo en el que viven los agentes de la Guardia Civil por parte de su Gobierno está haciendo que los civiles provoquen y se burlen de los guardias civiles sabiendo que siempre podrán huir hacia Gibraltar sin que pase nada.
Según cuenta El Mundo, esto es lo que ha pasado en el último incidente ocurrido en aguas del Peñón. Una embarcación neumática de la Guardia Civil realizaba labores de vigilancia cuando se acercó a identificar a dos ocupantes que iban en una moto de agua.
Sin embargo, los ocupantes se negaron a identificarse y se dedicaron a insultar y hacer pasadas para salpicar a los agentes. Hartos, los guardias civiles decidieron perseguirlos y detenerlos. Pero durante la persecución, tres embarcaciones de la policía gibraltareña se interpusieron, a pesar de estar en aguas españolas.
Entre reproches, los perseguidos se escudaron detrás de la policía de Gibraltar. Por tanto, los agentes del Instituto Armado instaron a los gibraltareños a que les entregasen a los ocupantes de la moto de agua. Pero éstos se negaron en rotundo. Más tarde, la Guardia Civil supo que uno de ellos, Jason L., está acusado de encubrir a su hermano en un crimen.
Pero esta vez, los guardias civiles estaban muy quemados tras tanta humillación día tras día y decidieron no dar un paso atrás ni retirarse. Pero en un nuevo jarro de agua fría la jefatura les exigió que se retirarán y sin los sospechosos.