La dirección nacional del PP ya no confía en Francisco Camps. Tal es el grado de decepción en el presidente valenciano que Mariano Rajoy habría llegado a la conclusión de que es un lastre para los intereses del partido.
La gota que colmó el vaso fue la conversación telefónica que ambos mantuvieron tras el Comité Ejecutivo del PPCV. En ella, Camps intentó convencer a su jefe de filas de que Ricardo Costa había sido cesado temporalmente de todas sus responsabilidad pese a que la realidad era radicalmente distinta.
Tras constatar que el barón territorial le había mentido con absoluto descaro, Rajoy volvió a hablar con Camps, pero ya a la mañana siguiente. Un dialogo en nada parecido a los anteriores. Según fuentes de máxima solvencia, el líder del PP llegó a amenazarle con destituirle y montar una gestora para que se encargara del día a día del partido hasta que se convocaran elecciones regionales.
Una amenaza que hizo recular a Camps, que se personó en el despacho de su número dos en las Cortes para cumplir finalmente con la orden del presidente nacional del PP.
Sin embargo, la estrategia trazada por el líder popular va aún más allá. Rajoy ya no confía en Camps, al que considera "un mentiroso", y asesorado por sus más allegados ha llegado a la conclusión de que tiene que buscarse a otros interlocutores para saber lo que pasa realmente en la Comunidad Valenciana.
Unos contactos que ya se están produciendo. Según ha podido saber Libertad Digital, Génova está hablando con los líderes provinciales de la región (Alfonso Rus por Valencia, José Joaquín Ripoll por Alicante y Carlos Fabra por Castellón) para saber su opinión sobre el esperpento ocurrido.
Conversaciones de las que la dirección nacional saca como conclusión que Francisco Camps no es hoy por hoy valedor del puesto de presidente de la Comunidad Valenciana.
Cosa distinta, recalcan estas mismas fuentes, es que Rajoy tenga la intención de relegarle de sus funciones, aunque no es menos cierto que ya no confía en su palabra.
Un sólo ejemplo basta para retratar esta nueva realidad. Mientras Camps todavía hablaba de "cese temporal", María Dolores de Cospedal, más agresiva que nunca, sentenciaba: "Ricardo Costa no volverá a ser secretario general".