No hay mejor defensa que un buen ataque. Eso ha debido pensar el juez Baltasar Garzón al señalar que "todas las actuaciones disciplinarias y penales contra mí se enmarcan en un concreto escenario, por iniciativa de una serie de personas interrelacionadas entre sí y siempre con el respaldo de unos mismos soportes mediáticos (...) que han desarrollado campañas de denigración contra mi persona”.
Según el juez de la Audiencia Nacional su delicada situación procesal (es el primer magistrado en España que permanece en activo teniendo tres causas abiertas por el Tribunal Supremo) se debe a que el PP está orquestando una “cruel campaña” contra su persona que secundan ciertos medios de comunicación y que tanto el TS como el Consejo General del Poder Judicial están tolerando.
En el escrito de alegaciones que ha presentado este viernes ante el gobierno de los jueces, al que ha tenido acceso Libertad Digital, Garzón ha pedido al CGPJ que no le suspenda en sus funciones tras la admisión a trámite por parte del Alto Tribunal de la tercera querella en su contra. Además, el juez pide al Consejo que los vocales Fernando de Rosa (vicepresidente del órgano), Margarita Robles y Gemma Gallego se abstengan en la toma de decisión sobre este asunto por la "enemistad manifiesta" que, a su juicio, le profesan.
Su suspensión, "un atentado" contra el poder judicial
Señala el juez de la Audiencia Nacional que la decisión de suspenderlo cautelarmente no es sólo “innecesaria” sino que, por el contrario, “atentaría contra la independencia del poder Judicial y contra la garantía de inamovilidad de sus miembros, cediendo a las fuertes presiones del poder mediático y político”. Para Garzón no cabe duda de que sus imputaciones se deben, “máxime apreciando la naturaleza de los querellantes”, a “motivos ideológicos nutridos en los baluartes de las ideas totalitarias”.
Actualmente, el juez estrella está imputado por la causa general que abrió a la Guerra Civil y el franquismo, por el caso de los cobros de Nueva York y por las escuchas del caso Gürtel, siendo la naturaleza de sus querellantes variopinta. Entre las partes que están personadas en las causas contra Garzón en el Supremo se encuentran el sindicato Manos Limpias, la asociación Libertad e Identidad, la Falange, los abogados José Luis Mazón y Antonio Panea y el ex fiscal de la Audiencia Nacional y letrado, Ignacio Peláez, así como el presunto cabecilla de la trama Gurtel, Francisco Correa.
Página tras página, en el documento presentado ante el Consejo, Garzón se retrata como una víctima de la oposición, de “grupúsculos de extrema derecha”, de “medios de comunicación interesados” y de los citados vocales del CGPJ. Para el magistrado la campaña de “desprestigio, acoso y desautorización” que sufre (según él no tiene “precedentes en la historia judicial española”) persigue “terminar” con su “carrera y prestigio profesional”.
Arremete contra el PP
Según el titular del juzgado de Instrucción Número 5 de la Audiencia Nacional dicha campaña arrancó en febrero de 2009 cuando él era el juez que investigada la trama de corrupción en torno al PP conocida como Gürtel. “No puede ser otra la interpretación”, añade. “El PP se muestra públicamente a favor de mi depuración por haber investigado una trama de corrupción que salpica a algunos de sus componentes”, manifiesta.
Para sostener esta teoría Garzón dice que varios miembros del partido han cuestionado de forma pública su profesionalidad. Además, sus declaraciones han sido “aireadas y espoleadas por ciertos medios de comunicación afines ideológicamente a los imputados y con cierta experiencia en campañas denigratorias”; “especialmente contra mí”, enfatiza el juez.
A su juicio, “la estrategia se ha llevado por la vía más gruesa de la querellas por prevaricación que han sido admitidas por el Tribunal Supremo”.
Cuestiona al Tribunal Supremo
También dedica el juez algunas palabras a la última instancia española. Dice Baltasar Garzón que “honestamente entiende” que “el Tribunal Supremo ha iniciado una nueva interpretación jurisprudencial extensiva respecto a los criterios de admisión de querellas, que habrá que ver si tiene alguna continuidad más allá de mi persona”. Es decir, que según el magistrado el Alto Tribunal interpreta de una forma novedosa la ley cuando ha admitido a trámite no una, ni dos, sino tres querellas contra él por prevaricación.
Además, Garzón, a quien el pasado mes de enero el propio Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo calificó de estar “contaminado” para instruir el caso GAL, alardea ahora de imparcialidad. “Es de sobra conocido que en mi actuación como juez de la Audiencia Nacional nunca he dudado en investigar y perseguir graves delitos, con independencia de que sus autores pudieran tener una u otra adscripción política o ideológica”.
Según, el juez estrella tras los descalificativos que se vierten contra su persona hay un fin político. “Los que ahora me tachan de partidista se deshacían en elogios hacía mi en el pasado; al parecer, entonces como ahora, buscaban ventaja política”.
Vocales del CGPJ
Por ello, el juez estrella reta al gobierno de los jueces a que no lo suspenda, ya que esta medida sería “inadecuada y desproporcionada”. Además insta al Consejo, recordando previamente que está politizado, a que aproveche este “buen momento” para mostrar “toda su capacidad para elaborar un discurso propio en defensa de la independencia del Poder Judicial”. Eso sí previa eliminación de todo aquel vocal que en algún momento haya podido cuestionar su profesionalidad. Dice el juez que De Rosa, Robles y Gallego se abstengan y que si no lo hacen se tramite su recusación.
En concreto, el juez arremete en su escrito contra el vicepresidente del CGPJ, Fernando De Rosa. Señala que el vocal fue miembro del Gobierno de la Generalitat Valenciana que preside Francisco Camps, "persona de la cual se dedujeron indicios de delito" en la instrucción que desarrolló en 2009 sobre la 'trama Gürtel'. Tras poner de manifiesto la "amistad íntima" y la "relación de servicio" entre Camps y De Rosa y el "interés personal" del vocal en este asunto, Garzón dice que el vicepresidente del CGPJ "lejos de guardar la debida prudencia a la que su nuevo cargo le obligaba", realizó "una desaforada defensa de su antiguo jefe", a quien calificó de "absolutamente honorable".
Tampoco se libra la vocal Margarita Robles. El magistrado destaca la "enemistad profunda" que, a su juicio, le profesa la ex secretaria de Estado de Interior desde que ambos coincidieron en los años noventa en cargos del Gobierno de Felipe González. "Basta consultar las hemerotecas para recordar que para aquel entonces el Ministerio de Justicia e Interior mantuvo posturas encontradas con el Juzgado Central de Instrucción número 5", afirma tras recordar que en esa época instruyó casos como los de Roldán, los 'papeles de Laos', los fondos reservados o el GAL.
Sorprendentemente, para justificar que Robles no sería imparcial a la hora de decidir sobre Garzón el juez estrella cita la sentencia de Estrasburgo donde se le acusa a él mismo de parcialidad a la hora de instruir el caso Marey.
Ataca a la juez del “ácido bórico”
Con respecto a la tercera vocal recusada, Gemma Gallego, el juez de la Audiencia Nacional aprovecha para arremeter contra todos aquellos que cuestionan la versión oficial que la Justicia dio sobre los atentados del 11M.
Gallego fue la juez que instruyó la supuesta falsificación del informe pericial que, "con una notabílisima falta de consistencia", según Garzón, "intentaba vincular la posesión de ácido bórico en poder de un implicado en los atentados del 11 de marzo de 2004 con anteriores aprehensiones de esta sustancia a miembros de ETA". Para Garzón aquella vinculación “ pretendía torpedear, entonces y todavía hoy, la instrucción del mayor atentado sufrido en España, al amparo de escabrosas teoría conspirativas que todavía hoy auspician quienes también proclaman la necesidad de mi suspensión”.
El juez añade que, al sentirse "desautorizada por la Audiencia", Gallego ha desarrollado "una constante persecución" de su persona "hasta un punto poco razonable y que muestra", a su entender, "una nula disposición para enfrentar de forma objetiva y serena" el estudio de su situación personal. "Sólo puedo entender esta manifiesta falta de objetividad en la enemistad que me profesaría esta vocal", resume.
Sostiene Baltasar Garzón que se defenderá en todos los procesos y tiene “la convicción” de que las querellas serán sobreseídas o que en cualquier caso será absuelto.