Dice Albiac que para él no es una sorpresa que Regina Otaola haya decidido abandonar el País Vasco. "No sé, a decir verdad, cómo ha podido aguantar tanto. Porque, al fin, resistir al enemigo, aun cuando sea a un enemigo abrumadoramente más poderoso, está en la lógica del guerrero y no merece siquiera calificarlo de elogio".
El problema es que "el exilio no lo fuerza jamás la abrumadora superioridad del adversario al cual se combate", dice Albiac. "El exilio es aquello a lo cual se ve forzado un hombre cuando sus compañeros de armas lo abandonan. O vuelven contra él sus filos. Exilio es la más alta forma de la soledad. También, por eso, del ser libre. Aunque una soledad así y una libertad a tan algo precio pagada, pocos puedan soportarlas".
Para el filósofo, Otaola ha "perdido su envite, lamentablemente abandonada por los suyos. Y uno sabe que hay veces –casi todas, en cuanto concierne a la terrible especie humana- es que es mil veces preferible la derrota".