La Conferencia de Presidentes, que este lunes se ha celebrado en el Senado durante trece horas, ha rayado el esperpento. Los presidentes autonómicos comenzaban el tradicional paseíllo ante el máximo representante de la Cámara, Javier Rojo, poco después de las ocho con la nieve como protagonista. Después llegaría más protocolo: saludo al Rey y al Heredero y desayuno en la Biblioteca para hablar “de todo un poco”.
La miga de la cita llegaría pasadas las nueve y media de la mañana. Entonces, uno a uno, los líderes regionales fueron exponiendo su opinión en base a la situación económica, por un lado, y la crisis del campo, la pesca y el agua, por otro. El PP lo hacía con un decálogo presentado el viernes, el Gobierno todavía guardaba con celo su propuesta estrella.
Y a las dos y media, poco antes de finalizar la primera sesión, personal de La Moncloa repartía la propuesta del Gobierno. El enfado del principal partido de la oposición lo hacían visible tanto Alberto Núñez Feijóo como Pedro Sanz. “Estamos amargados y aburridos”, sentenciaban en una durísima rueda de prensa.
Una percepción que ambos corroboraron con el resto de barones del PP poco antes de que se iniciara la segunda sesión en un encuentro improvisado. Entonces, en torno a las cuatro y media de la tarde, Libertad Digital avanzaba lo que finalmente ha ocurrido: el plante de las comunidades del PP a la “improvisada” propuesta económica de Zapatero.
La claridad de Aguirre
Ya en la reunión, el presidente, visiblemente enfadado, forzó incluso la votación de determinados puntos de su documento y añadió otros del PP al que pretendía que fuera un informe “de consenso”. La respuesta de los populares siempre fue la misma: la abstención. Esperanza Aguirre fue una de las más clarificadoras: “no voy a ser yo quién avale tu política económica”.
Viendo que perdía el debate, Zapatero forzó un receso, ya bien entrada la tarde, que acabó por desesperar a los asistentes, tanto populares como socialistas. “Nos ha dado un documento antes de comer y quiere ahora que lo aprobemos, esto es una farsa”, resumía indignado un líder popular en declaraciones a este periódico.
Tras el descanso, el jefe del Ejecutivo volvía intentarlo pero el debate estaba ya tan enrocado que acabó por tirar la toalla. Sí quedaron aprobados otros dos asuntos también llevados a la reunión: uno referido a la presidencia de España de la Unión Europea y otro sobre violencia de género.
Al término de la mismo, Núñez Feijóo explicaba la posición del PP: “Hemos actuado con responsabilidad, el Gobierno no nos puede pedir confianza ciega”. Y es que, según añadió, su partido considera idóneo que todas las propuestas planteadas, por ello la abstención, se debatan en las Conferencias Sectoriales para que después pase a la de Presidentes con “medidas concretas” y no meras lucubraciones.
En este sentido, Feijóo puso el acento en que el Gobierno les ocultó el documento finalmente presentado durante toda la mañana cuando el único requisito del PP había sido que se les fuera enviado con 48 horas den antelación.
La pataleta de Zapatero
Paralelamente, José Luis Rodríguez Zapatero convocaba a la prensa en la sala Europa para dar su opinión de los hechos. El jefe del Gobierno acusó a los presidentes autonómicos del PP de no responsabilizarse con el Ejecutivo en la lucha contra la crisis, les reprochó su “interés partidista” y aseguró que les hace falta “más lealtad y madurez institucional con España”.
Duras críticas que fueron acompañadas con verdades a medias ya que, según dijo, el texto que no ha conseguido la mayoría necesaria para salir adelante incorporaba “el 80 por ciento de las propuestas que había planteado el PP”, por lo que calificó de “triste y lamentable” que los presidentes populares hayan carecido de "altura política" para secundarlo.