Según informa Luis Aizpeolea, ETA en un texto escrito hace pocos meses hace autocrítica de los años anteriores a anunciar el llamado alto el fuego y de cómo encaró la negociación con el gobierno. El documento, "redactado por la gente de Txeroki, es una enmienda a la totalidad a la gestión previa del proceso y a su desarrollo, protagonizado" por Josu Ternera, explica el periodista.
Por primera vez, ETA admite que tuvo problemas de cohesión interna, "lo cual produjo un desgaste impresionante". El documento es crítico incluso con los planteamientos de los años iniciales al proceso, es decir, desde las conversaciones que mantuvieron el socialista Eguiguren y Otegi entre 2002 y 2005.
La banda considera un error las decisiones que tomó antes de declarar "el alto el fuego", como el cese de los atentados a los cargos electos, así como el de los atentados personales. Pero es que reconoce que el cambio que supuso la victoria socialista de marzo de 2004 y el atentado del 11-M en Madrid fueron un estímulo.
"Las bases de Eguiguren y Ternera no fueron, por tanto, un pacto político cerrado. Eso es lo que lamenta ETA –cuenta Aizpeolea–. Y califica (ETA) como un segundo error de la banda terrorista el que se pusiera en la primera fila del proceso la negociación entre ETA y el Gobierno, dejando en segundo plano la negociación entre los partidos y en consecuencia el proceso que hay que llevar en Euskal Herria".
"El Gobierno intentó centrar el proceso de negociación con ETA en el esquema paz por presos (...); y postergar el pacto político a un futuro consenso entre los partidos", explica el periodista en El País.
Tras la ruptura del "alto el fuego" ETA señala que "se han intensificado las dudas sobre la lucha armad porque su influencia no fue tanta como era necesaria en e ciclo de confrontación después del alto el fuego y porque muchas veces el Estado ha mostrado que es capaz de neutralizarlo".
Los terroristas, cuenta El País, ponen el acento en que comparecieron débiles en la negociación (llevaban años sin matar) y ahora se plantean una campaña de atentados para ganar poder y así presionar al Gobierno para una nueva negociación. Además, niega cualquier tipo de autonomía a la izquierda abertzale