El Pleno de la Sala Penal del Supremo ha absuelto a cinco islamistas a los que la AN había condenado hace un año a entre cinco y nueve años de prisión por pertenencia o colaboración con organización terrorista, en concreto, la que operaba desde Santa Coloma de Gramanet y habría ayudado a huir a implicados en el 11-M.
La decisión del alto tribunal, no sólo desautoriza el fallo del Tribunal que condenó a los 5 supuestos implicados en la trama del 11-M, sino que revela importantes defectos de forma en el proceso. Da carta de naturaleza a la práctica de posibles coacciones o torturas a los detenidos al reflejar que llegaron al juzgado con hematomas y contusiones reflejadas en los partes médicos y además desestima la utilización en el proceso de unas escuchas telefónicas que no habían sido autorizadas, pero sí practicadas. precisamente unas eschcas telefónicas que realizó la policía y que "contaminó" todo el conjunto probatorio.
Un Tribunal formado por Javier Gómez Bermúdez, Javier Martínez Lázaro y Ramón Sáez declaró probado que formaban parte de una célula denominada Alkalaa, La Fortaleza, que reclutaba y ayudaba a islamistas relacionados con el 11-M.
Ahora el TS considera que las confesiones de los islamistas, que eran la principal prueba, no pueden ser tenidas en cuenta por los fundados indicios de que las Fuerzas de Seguridad ejercieron torturas a los detenidos antes de ponerlos a disposición del juez.
Denuncias que fueron obviadas tanto por el juez Andreu –que les tomó declaración- como por Garzón, el responsable de procesarlos, publica El Mundo. Por otro lado, las escuchas telefónicas tampoco han podido ser valoradas por no aparecer la resolución judicial que las autorizó.
Un escrito, el del Tribunal Supremo, que saca los colores a la Audiencia Nacional y al empeño que se trasluce, en ciertos magistrados, de alimentar la versión oficial del 11-M.
Garzón se hizo cargo del asunto a partir de julio de 2006, cuando regresó de su polémico permiso en EEUU. En octubre, el juez procesó a los 22 implicados, pero sólo nueve acabaron sentándose en el banquillo, explica El Mundo. Cuatro fueron absueltos, y el Supremo ha exonerado ahora a los cinco que habían sido condenados. Y lo hace por falta de pruebas.
Estima el alto tribunal que la principal prueba, es decir, sus confesiones, no pueden ser tenidas en cuenta al haber indicios de torturas físicas y psíquicas por parte de las fuerzas de seguridad durante su declaración. Dichas declaraciones podían ser valoradas al estar desconectadas de las declaraciones policiales que no fueron tenidas en cuenta y también de las escuchas telefónicas practicadas, (que permitieron conocer sus identidades).
Aunque la Sala Penal estima que, en algunos supuestos, es posible desconectar estas pruebas unas de otras para que no todo el conjunto quede contaminado por una prueba ilícita -como la que ha resultado aquí-, no ha aceptado, sin embargo, que puedan surtir efectos probatorios de las confesiones al considerarlas forzadas.
Los acusados denunciaron al Juzgado y al forense que se les privó del sueño, se les tuvo de pie, se les amenazó, insultó y lesionó y que fueron sometidos a interrogatorios continuos. La denuncia fue peresentada a Andreu y reiterada a Garzón, pero en ambos casos fueron obviadas.
Algunos alegaron que sus confesiones fueron fruto de las presiones policiales, y que les obligaron a pactar las respuestas. La Sentencia también señala la existencia de algunosp artes de lesiones, y que fueron trasladados de Barcelona a Madrid encapuchados y esposados, extremo que confirmaron algunos agentes en el juicio oral.
"Va por ahí denunciando lo de Guantánamo y tenía un Guantánamo en su juzgado!", dijo un magistrado de la Sala Penal del Supremo al término de las deliberaciones.