Mariano Rajoy se ve más fuerte que nunca, y se nota. Ante un auditorio repleto -más de 4.000 personas asistieron al acto de proclamación de Luisa Fernanda Rudi como candidata a presidir Aragón- y tras un paseillo eterno en el que repartió besos y saludos por doquier, el líder del Partido Popular quiso lanzar un claro mensaje: podemos volver a sentirnos orgullosos de decir “que somos españoles”.
“Volverán tiempos mejores, tenemos coraje y ganas para sacar a España adelante”, proclamó en Zaragoza, donde repitió en más de una ocasión eso de que “aquí está la alternativa” y “las cosas se pueden hacer de otra manera”.
Y para conseguir esa “alternativa” el jefe de la oposición tiene claro que lo primero es desgastar al enemigo, al PSOE. A los socialistas les ha mandado el siguiente mensaje: “tenéis la obligación de dar una salida a esta situación, este señor -en referencia al presidente- está haciendo mucho daño, mucho, a los españoles”.
No es la primera vez que Rajoy se dirige al partido en el Gobierno. En el debate parlamentario sobre el decretazo de Rodríguez Zapatero, el presidente popular se dirigió a la bancada del PSOE para preguntarles: “¿qué clase de decreto es éste que deposita en los más débiles el despilfarro de Zapatero?”. Y remachó: “¿de verdad que no había una partida presupuestaria antes que recortar a los pensionistas?”.
Fuentes del aparato del partido traducen esta nueva estrategia del jefe. “Sabe que la moral está muy baja, que ni a los propios socialistas les gusta lo que hace Zapatero”, argumentan, para rematar recordando una imagen, aquella posterior a la presentación del decretazo cuando más de un diputado del PSOE no se levantó a aplaudir al presidente.
Propone reducir los gastos electorales
“Estoy muy animado y muy contento, y lo digo de verdad”, aseguró Rajoy después de que los suyos le gritaran “¡presidente, presidente!”. El líder de los populares insistió en su diagnóstico -España necesita “certidumbres”- y llegó a la conclusión de que “el Gobierno no está a la altura de las circunstancias”.
Lo que hay que hacer, según Rajoy, es “apretarse el cinturón y reducir el gasto”, punto en el que hizo el anuncio político de la jornada: “vamos a presentar una propuesta para reducir los gastos electorales a la mínima expresión porque no hace falta arruinarse en propaganda porque todo el mundo sabe quien se va a presentar a las elecciones”.
En cuanto a la votación del pasado jueves, insiste en “las decisiones que tomó Zapatero son injustas”, y criticó especialmente la congelación de las pensiones. “Llevaremos una propuesta al Congreso para que no se produzca”, informó. Además, mandó un dardo envenado a los grupos que se abstuvieron: “algunos no tuvieron el coraje suficiente para hacer lo que pensaban, para decirle a Zapatero que no estaban de acuerdo con él”.
Sin embargo, una vez más, Rajoy no dio la estocada final. Apretó en su discurso, pero nunca llegó a reclamar elecciones anticipadas o una moción de censura. “¡Más caña!”, le pidió uno de los miles de militantes y simpatizantes que abarrotaban el auditorio de la EXPO de Zaragoza. No obtuvo respuesta. “Aquí está la alternativa, el PP es un partido que cree en el futuro y que cree que las cosas se pueden hacer de otra manera”, concluyó el líder de la oposición.