(Libertad Digital) Los sondeos a pie de urna no han acertado y el 1 de marzo se convierte ya en una fecha de cambios políticos. En Galicia, Alberto Núñez Feijóo ha conseguido un escaño más (39) de los necesarios para tener mayoría absoluta y con una participación altísima, superior al 70 por ciento, que todos preveían favorable al PSOE.
En el País Vasco, el ascenso del PSE de Patxi López hace posible pensar en una alternativa al nacionalismo hegemónico. Eso sí, necesita al PP de Antonio Basagoiti, que se ha dejado dos escaños (en Álava y Vizcaya) y a UPyD, que entra con un importante escaño en la Cámara vasca. Juntos, suman los 38 escaños que pueden cambiar la historia del País Vasco, por primera vez sin papeletas de los terroristas en las urnas. De momento, todo claro en Galicia y todo dudas en el País Vasco.
El propio Patxi López apostó por liderar el cambio y someterse a votación como lehendakari pero no hay todavía un discurso claro de si eso supone aliarse al PP y UPyD. Falta la última palabra, la de José Luis Rodríguez Zapatero.
En cuanto al partido de Rosa Díez ha quedado demostrado su tirón electoral. En el País Vasco hoy es clave del desalojo al nacionalismo –si es que lo promueve Patxi López– si bien el voto del CERA puede devolver al PSE el escaño perdido. En ese caso, la aritmética no haría necesaria la presencia de UPyD, algo que no restaría importancia a su llegada a Vitoria. En Galicia, UPyD se sitúa como cuarta fuerza política y triplica votos respecto a las pasadas elecciones generales en esa región.
La noticia, sin duda, es que el nacionalismo retrocede. La gran noticia sería que eso se tradujera en alternativa.
Los sondeos a pie de urna acertaron en Galicia y fallaron en el País Vasco donde castigaron en exceso al partido de Basagoiti. La nota negativa de la noche fue, sin duda, el comportamiento del Gobierno Vasco en el tratamiento informático de los datos. El departamento de Javier Balza castigó a Internet.
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