El presidente del PP en Barcelona, Antoni Bosch, ha enviado un burofax a Ana María Torrijos en el que le exige que "se abstenga de realizar cualquier tipo de manifestación a la prensa, y de hacer caso omiso a esta advertencia, indicarle que es una causa de expulsión -previo el expediente correspondiente- ocasionar un perjuicio de la imagen del partido o de sus dirigentes utilizando para ello los medios de comunicación".
Además le imputaba el mal estado de las cuentas de la agrupación local, así como que muchos afiliados no estaban al corriente de pago de sus cuotas. Torrijos aclara que que su junta lleva apenas unos meses y no tenía conocimiento de la deuda existente porque la dirección provincial se lo habia ocultado.
En su primer burofax, Torrijos denunciaba que la gestora impuesta por la dirección estaba formada "en su mayor parte, por miembros no afiliados o afiliados en los dos últimos meses y que comparten en su totalidad el ideario político-religioso del Sr. Antonio Bosch".
Bosch respondía que "los motivos religiosos" a los que aludía Torrijos resultaba "inexplicable en una persona culta y bien formada como es su caso".
A lo que Torrijos replica con otro burofax, en el que le dice a Bosch que "las personas que formamos el PP en Sant Cugat y su junta directiva somos personas adultas, con nuestra categoría intelectual, cultural y profesional, y no podemos ni entender ni aceptar estas manipulaciones infantiles, malintencionadas y despreciativas".
"Podríamos habernos entendido mediante un diálogo pero no mediante la táctica de la coacción y el aplastamiento. Nos decepciona profundamente su proceder y su capacidad para dirigir no ya un partido, sino un gobierno en el caso de que se ganen unas elecciones", añade.
Y finaliza: "Entendemos que la acusación de hacer daño al partido proviene de quien utilizando su puesto de forma arbitraria, irregular, autoritaria y poco dialogante se permite con prepotencia generar un sentimiento de antidemocracia e indefensión en la sede de Sant Cugat".