La gran sorpresa del desfile llegó casi al final del mismo. Una compañía de la Agrupación de Infantería de Marina y una brigada de la Escuela de Especialidades Fundamentales daban paso a los abanderados de los nueve países de Hispanoamérica que cumplen el bicentenario de su independencia entre 2009 y 2011. Pero no había desfilando nueve banderas, sino únicamente ocho.
Pese a las dudas iniciales acerca de qué bandera faltaba, pues las banderas de Venezuela, Ecuador y Colombia comparten los mismos colores, la confirmación llegó rápidamente: era la venezolana. Precisamente, la del país que más polémica podía generar, en un momento en el que las investigaciones judiciales y policiales, y los testimonios de etarras detenidos han puesto de manifiesto las pruebas de la relación entre ETA y FARC y la protección que el Gobierno de Hugo Chávez da a ambas organizaciones terroristas, y apenas unos días después de que el embajador venezolano acusase a la Guardia Civil de torturar etarras.
La versión oficial facilitada por el ministerio de Defensa a Libertad Digital y al resto de medios acreditados es que a primera hora de la mañana se había recibido una llamada de la Embajada de Venezuela en Madrid en la que se informaba de que el abanderado que debía participar en el desfile se encontraba "indispuesto", razón por la que el país no iba a estar finalmente representado en el desfile.
De este modo, el plantón del Régimen de Chávez a España en su Fiesta Nacional se convertía casi en la noticia del día, igualando a los abucheos y pitidos que, un año más, volvió a sufrir el presidente del Gobierno. Y es que Zapatero y sus ministros llegaban al 12 de Octubre en un momento difícil, tras sufrir una huelga general, una protesta de guardias civiles, tras los abucheos y la pitada a Rubalcaba durante el acto central de la celebración de la semana institucional de la Guardia Civil, y pocos días antes de una nueva manifestación en la que muchos militares que quieren mostrar su rechazo y malestar tanto por la nueva Ley de Derechos y Deberes como por la Ley de Carrera Militar, y que tendrá lugar este sábado.
Pitidos, abucheos y la interrupción del homenaje a los caídos
Al contrario que otros años, la organización del acto no anunció la llegada del inquilino de la Moncloa a la zona de autoridades, lo que hizo que el presidente del Gobierno pudiese acceder a ella sin la pitada y los abucheos de años anteriores. También es cierto que este año llegó por la parte trasera de la tribuna situada en la plaza de Lima, exactamente, por la avenida del General Perón, por lo que la mayoría del público no pudo darse cuenta de su llegada.
Sin embargo, el clamor contra Zapatero quedó patente cuando, poco después de la llegada de los Reyes, la organización anunció que sus Majestades iban a proceder a saludar a todas las autoridades y se enumeró a las allí presentes. Los pitidos, los abucheos y los gritos de "Zapatero, dimisión" y "Zapatero, vete ya" y "fuera, fuera, fuera" se convirtieron en un clamor.
Desde ese momento, cualquier momento en el que los asistentes pensaban que no estaba aconteciendo ningún acto era aprovechado por la multitud para mostrar su malestar con el presidente del Gobierno y sus ministros. Lamentablemente, los gritos de "Zapatero dimisión" deslucieron un momento que suele ser de los más emotivos de todo el acto: el homenaje a los que dieron su vida por España. Los gritos de algunos asistentes apenas dejaron escuchar las palabras en recuerdo de los fallecidos ni respetaron los instantes de silencio que un acto de estas características precisa.
Tampoco se salvaron de las pitadas y abucheos ni los miembros del Ejecutivo socialista ni los presidentes autonómicos de este partido, en especial, el presidente de la Generalidad de Cataluña, José Montilla.
Recorte de gastos
En lo que al aspecto puramente militar se refiere, la crisis económica y la necesidad del ministerio de Defensa de reducir gastos –los recortes presupuestarios de los últimos años han sido muy severos– afectó de manera directa al desfile. Así, mientras el año pasado las calles de Madrid disfrutaron de la presencia de 4200 militares, 209 vehículos, 58 aeronaves, este año las cifras fueron mucho más modestas: 3100 militares, 153 vehículos y 50 aeronaves. En total, el recorte en efectivos y vehículos fue del 25 por ciento.
Los actos comenzaron con la llegada de sus Majestades los Reyes a la madrileña plaza de Lima, donde el Batallón de la Guardia Real les rindió los honores militares. Don Juan Carlos pasó entonces revista a las tropas que le acababan de rendir honores y se dirigió, junto Doña Sofía, a saludar a las principales autoridades del Estado.
Tras esto, un equipo de la Brigada Paracaidista se lanzó sobre la misma plaza con la bandera de España. Tras el izado y el pertinente homenaje a la enseña nacional, se llevó a cabo el homenaje a los miembros de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil fallecidos en acto de servicio durante este año. Lamentablemente, los gritos de "Zapatero dimisión" deslucieron el momento.
Concluido el homenaje dio comienzo el desfile terrestre, que fue abierto por la sección de motos de la Guardia Real, el Mando –el General Jefe de la Bripac– y Estado Mayor de la Brigada Paracaidista, una unidad de veteranos de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil, y otra de Reservistas Voluntarios.
Tocó el turno así a la Agrupación Motorizada, que mostró los dos vehículos blindados más recientes con los que cuentan las Fuerzas Armadas: el LMV Lince, desplegado en Líbano y Afganistán, y el RG-31, que desfilaba por primera vez y que está desplegado únicamente en Afganistán; de las unidades del Regimiento de Artillería Antiaérea y de Campaña, de las unidades de radares, de los miembros de la Agrupación de Apoyo Logístico, y de las Unidades de Transmisiones y de Sanidad.
Después llegaron los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, que estuvieron acompañados por una compañía mixta motorizada de la Guardia Civil, en la que había integrantes de la agrupación de Tráfico, del Seprona (protección de naturaleza), Sedex (desactivación de explosivos) y Geas (actividades subacuáticas).
Desfile aéreo
Tras esto, aparecieron los miembros de la Agrupación Mecanizada-Acoradada, compuesta por unidades de la Brigada de Infantería Acorazada "Guadarrama" XII, Brigada de Caballería "Castillejos" II, del Tercio de Armada de Infantería de Marina, de Artillería Autopropulsada, Zapadores y Agrupación de Transporte.
Concluida esta primera parte del desfile, empezó el turno del espectáculo aéreo. Sobre el cielo del Paseo de la Castellana volaron seis cazas F-18, cuatro Mirage F-1, cuatro aviones de combate F-5, 2 aviones AV8, cuatro cazas Eurofighter, una formación de tres aviones de transporte C-295, dos aviones Hércules y una formación de dos cazas F-18 junto al Boing 707 de abastecimiento en vuelo.
Tras el despliegue del Ejército del Aire, llegó la exhibición aérea del Ejército de Tierra y la Armada: un helicóptero de combate Tigre, dos Cougar y un Chinook de transporte, aviones Harrier de despegue vertical, dos helicópteros SH-60B, tres Superpuma y tres helicópteros Sikorsky.
La guinda del pastel aéreo volvió a ser, un año más, la Patrulla Águila, compuesta por siete aviones C-101, que dejaron en el cielo una estela roja y amarilla, conformando la bandera nacional.
Agrupaciones a pie y los países del bicentenario
Concluido el desfile aéreo, se inició la tercera y última parte del desfile, la de las agrupaciones a pie. Los primeros en hacer acto de presencia fueron los miembros de la Guardia Real, dando paso a los alumnos de la Escuela Naval Militar, la Escuela de Suboficiales de la Armada, la Academia General del Aire, la Academia Básica del Aire, la Academia General Militar y la Academia General Básica de Suboficiales. Tras ellos, alumnos de la Academia de Oficiales de la Guardia Civil, y una compañía mixta de la Academia de Guardias y Cabos y del colegio de Guardias Jóvenes "Duque de Ahumada".
Una compañía de la Agrupación de Infantería de Marina y una brigada de la Escuela de Especialidades Fundamentales iniciaron el paso de la segunda Agrupación. Entre estas dos unidades de la Armada desfilaron ocho de las nueve las banderas de los países hispanoamericanos que celebran el bicentenario de su independencia: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Bolivia y México.
A continuación, tocó el turno de una escuadrilla mixta del Ejército del Aire y la Escuadrilla de Honores, que junto con la Unidad Militar de Emergencias, desfiló para dar paso a una compañía de la Brigada Paracaidista, a otra del Mando de Operaciones Especiales y a otra unidad de la misma entidad del Regimiento de Cazadores de Montaña "Galicia 64".
Por último, aparecieron las unidades a pie que desfilen con paso específico, es decir, una Bandera de la Legión, que este año llevaron a su simpática cabra guiada por un cordel, y el Tabór de Regulares de Melilla. Y para cerrar el desfile, las unidades a caballo, compuestas por la Sección Hipomóvil de la Guardia Real y el Escuadrón de Sables de la Guardia Civil.