LD (Pablo Montesinos) El acto de cierre de campaña del PP se convirtió en una fiesta en la que, al menos públicamente, se dio por segura la victoria en los comicios del siete de junio. Minutos antes, los candidatos a eurodiputado todavía hacían cábalas sobre el resultado electoral. "Tenemos que ganar, eso es lo importante", sentenciaba Pilar del Castillo ante una Teresa Jiménez Becerril que no cesó de dar besos y abrazos durante toda la noche.
Para evitar sorpresas de última hora, la presidenta de la Comunidad de Madrid ofreció su receta: "pico y pala hasta el domingo". Y es que la lideresa volvió a meterse al auditorio en el bolsillo. "Dentro de dos días, exactamente a esta hora, se conocerá el triunfo electoral del PP", aseguró cuando daban las ocho y cuarto de la tarde.
Fue la más aplaudida y también la más interrumpida por el público. "¡Viva España!" gritó uno de los seis mil simpatizantes y militantes que, según la organización, abarrotaban el recinto. Y ella respondió: "¡Viva, viva España!". Y por España, agregó, "es necesario el triunfo el próximo domingo, para decir muy claro que no soportamos la manera de gobernar de Zapatero".
"Zapatero dimisión, Zapatero dimisión", corearon desde el público. Aguirre volvió a asentir, pero matizó: "eso lo gritáis el domingo, ahora toca ganar las elecciones europeas". "Cuando faltan treinta y seis horas para que abran los colegios electorales, queremos pedir un voto inteligente, sensato, moderado, responsable, ilusionado y liberal", resumió la presidenta, que añadió: "El PP reúne todas esas características".
Elogios a Mayor Oreja y "a mi presidente Mariano" y dura reprimenda a José Luis Rodríguez Zapatero. Esperanza Aguirre censuró la política económica del Gobierno, la nueva ley del aborto o las predicciones planetarias de Leire Pajin, secretaría de organización del PSOE. La presidenta no pudo evitar la carcajada: "¿Qué me decís de la astrónoma, con su anuncio de acontecimientos planetarios? más le valdría como ayudar a los que están en el eclipse total del paro".
La defensa del castellano, eje del discurso de Mayor
Terminada la intervención de Aguirre, el acto se convirtió en uno más de campaña, salvo por el hecho de que el público estaba entregado en su intención de arropar al candidato popular. Precisamente fue Jaime Mayor Oreja el segundo en tomar la palabra y el que protagonizó el momento más emotivo al citar a su mujer Isabel y a sus hijos, "que después me reñirán por hacerlo".
El cabeza de lista del PP, en un forzado segundo plano durante toda la campaña, defendió los mensajes lanzados en los últimos quince días, y especialmente el referido a los valores. Y es que, argumentó, que un español hoy no pueda escolarizar a su hijo en castellano es "una falta de libertad" que requiere un cambio de ritmo en la política española.
"Tengo la seguridad de que ya existe una nueva mayoría social de cambio en España que va a ganar las elecciones el próximo siete de junio", exclamó el ex ministro del Interior, que no se olvidó de José María Aznar, "el mejor presidente del Gobierno de la democracia".
Su obligación, finalizó, es "ganar las elecciones para devolver la alegría y esperanza a millones de españoles".
"Que bote el presidente"… y botó
La última intervención estaba reservada para el presidente del PP, Mariano Rajoy, que volvió a dedicar la mayor parte de su discurso a la crisis económica. Tanto que en algunos momentos no arrancó ni los aplausos del auditorio, que, eso sí, le hizo botar cuando éste agradeció el trabajo de Nuevas Generaciones en la campaña.
La cosa se animó cuando pidió el voto y abogó por decir "basta ya" a Rodríguez Zapatero. Entonces, el grito fue unánime: "Zapatero, embustero". También habló del Falcon y exigió, como ha hecho desde que El Mundo y Libertad Digital destaparan el escándalo de Chaves, que el vicepresidente tercero dé explicaciones a los ciudadanos. "Chorizo, chorizo", sentenciaron desde el público.
Un colorido final de campaña en el que tanto Rajoy como Aguirre y Mayor coincidieron en algo: "El próximo domingo hay que votar al Partido Popular".