El Gitanillo, como es apodado el joven actor, fue el responsable de testificar el 28 de marzo de 2007 contra Emilio Súarez Trashorras, condenado a 34.765 años de cárcel. Antes, Gabriel M.V, que así se llama, acordó con la fiscalía el 16 de noviembre de 2004 que en su testimonio daría por buena la versión oficial de los hechos, a cambio de una rebaja en su condena de internamiento de seis a ocho años –evitando así su entrada en una prisión de adultos-.
Según El Mundo, el menor –que tuvo un juicio aparte- aseguró en proceso que él mismo había llevado una bolsa de dinamita a Madrid, y que había acompañado a Trashorras cuando éste mostró Mina Conchita a tres de los suicidas de Leganés. Asimismo, también reconoció haber participado en dos visitas posteriores a la mina para que los terroristas recogieran explosivos.
Esta es la versión que aparecía tres años más tarde en la sentencia del 11-M. Tras la comparecencia de El Gitanillo como testigo, su versión cimentó la tesis oficial de los atentados. Aunque entre medias la versión de El Gitanillo –que fue interrogado por la fiscal Olga Sánchez de forma maternal, según El Mundo- cambió en más de una ocasión.
El 16 de marzo de 2005 el juez Juan del Olmo y la fiscal fueron al centro de menores Los Rosales, donde cumplía su sanción, a volver a interrogarle. Y durante unos minutos, relata el diario, todo pareció tambalearse. El Gitanillo dijo que la versión de los hechos que contó y que sustentó la versión oficial era falsa. Que la había contado porque un guardia civil llamadao Rafa así se lo había dicho, y que él no había estado nunca en la mina.
"Manifiesta (…) que lo que el declarante refirió ante la Guardia Civil sobre los viajes que hizo a Madrid y a las personas que vio y todo lo relacionado con esas personas no es todo cierto. Que no es cierto que el declarante fuera a la mina con Emilio y con las otras personas…".
No obstante, el menor dio marcha atrás de nuevo durante el interrogatorio tras la intervención de la fiscal Olga Sánchez. El menor confirmó una variante de la primera versión en la que daba por buena los hechos, ya que de nuevo aparecía como testigo presencial del robo, según El Mundo.
El abogado de Suárez Trashorras, sin embargo, mencionó este incidente en el juicio del 11-M, dudando de la credibilidad de El Gitanillo. Dice el abogado que el joven ha dado hasta tres versiones de los hechos. Entonces Javier Gómez Bermúdez, presidente del tribunal, zanjó así las dudas:
-¿Está usted hoy diciendo la verdad?
-Sí, toda la verdad
-¿Hoy, aquí?
-Sí
-Bien, continúe, señor letrado…
Algunas de las incoherencias del menor quedaron recogidas en la sentencia. Según El Mundo, éste no recordaba su propio teléfono pero sí el de El Chino, que había marcado sólo una vez. O que hablara de una llamada desde la mina en la noche de autos pese a que allí no había cobertura. O que el día que Trashorras visitó la mina en realidad estuviera en Canarias…
Ahora el Gitanillo, a punto de cumplir los seis años de internamiento, actúa en los escenarios representando una obra de Aristófanes, lo le reporta no pocos aplausos. A pesar de todo, como relata El Mundo, cuando entró en el centro su comportamiento era violento y llegó a atacar a otros menores y a trabajadores del centro. "Voy a matarlos a todos, lo mismo me dan 200 muertos que 201".
Al parecer y según el diario, el teatro ha cambiado su comportamiento y ha servido a El Gitanillo a econtrar una vocación lejos de la calle. Es actor en La Baraka, un grupo de teatro formado por internos del centro de menores que han cometido delitos graves. El grupo llena salas de hasta 300 personas, y El Gitanillo es todo un actor consumado.