No se ha hablado de otra cosa en la sede de la soberanía nacional. En los pasillos próximos al hemiciclo, en los despachos y, como no, en la cafetería. El clamor contra el presidente del Gobierno en el desfile por la Fiesta Nacional marcó el día después hasta el punto de que los habituales rifirrafes en la sesión de control al Ejecutivo quedaban en un marcado segundo plano.
En el Gobierno y el PSOE entonaron el ‘pobre ZP’ y echaron mano del victimismo a la par que insistieron en la teoría de que los abucheos y pitidos contra el presidente fueron obra de colectivos de extrema derecha. En este sentido, el propio José Luis Rodríguez Zapatero utilizó ese "respeto" obligado en el homenaje a las Fuerzas Armadas para criticar a los ciudadanos que le reclamaron su marcha.
"Lógicamente tienen el derecho" a abuchear, pero "se debería de mantener el respeto teniendo en cuenta que se estaba homenajeando a las Fuerzas Armadas. Todo el mundo debe coincidir en que el respeto a un acto que es de todos, de homenaje a las Fuerzas Armadas, el Día de la Hispanidad, debe discurrir por los derroteros de la tranquilidad", arguyó en declaraciones a los periodistas.
Al rescate del presidente han acudido este miércoles varios de sus ministros. La titular de Sanidad, Trinidad Jiménez, aseguró que no cree que fueran "pitidos generalizados" a pesar de lo ensordecedor de la protesta, pero, en todo caso, insistió en la teoría de la conspiración al insinuar que fueron obra de colectivos organizados a pesar de que -reconoce- no los pudo ver.
De grupos "reventadores" habló también la ministra de Defensa, que apostilló que los españoles tienen otros "364 días" para protestar contra Zapatero. Carmen Chacón anunció, además, que el Gobierno va a convocar a todos los grupos parlamentarios para consensuar un protocolo de celebración de la Fiesta Nacional y así evitar los abucheos a Zapatero.
La responsable política de los ejércitos llegó, incluso, a utilizar el dolor de las familias de los caídos por la patria: "estaban muy molestos" con la actitud de quienes protestaron, denunció. Menos contundente se pronunció sobre la ausencia de la bandera de Venezuela en los actos: "por si sola se califica".
José Blanco se unió al coro de la "extrema derecha". "Estamos acostumbrados a que la derecha extrema no respete nada ni siquiera el homenaje a los muertos". Y Bono: "el día de la fiesta nacional se insulta al presidente de modo vergonzoso y descarado", se quejó.
El PP pide a Zapatero que escuche el clamor
Al otro lado de la valla, el Partido Popular, que insta al jefe del Ejecutivo a que no haga oídos sordos al clamor ciudadano. El argumento en Génova se bifurca en dos caminos.
Por un lado, destacan que "nunca" es deseable que el Doce de Octubre quede empañado ya que se honra a aquellos que "dan su vida" por el país. En este sentido, un diputado nacional admite que "se le rompió el corazón" al ver que no se respetaba el homenaje a los caídos, aunque a renglón seguido apuntó que "había tanta gente y el malestar es tan profundo" que teme que "al final ya nadie se diera cuenta del momento en el que transcurría la ceremonia".
Un extremo que sirve de perfecto hilo conductor al segundo punto de la tesis popular, y que se basa en la necesidad de "cambio político". Dice un portavoz autorizado, parafraseando a Mariano Rajoy, que ya estamos en "tiempo de descuento" y que lo ocurrido el 12-O sólo viene a poner en evidencia "lo que todo el mundo sabe: que Zapatero tiene que tirar la toalla y convocar ya elecciones anticipadas".
En cuanto a las acusaciones de que fueron grupos organizados, incluso de Nuevas Generaciones, quienes abuchearon al presidente, en el principal partido de la oposición no hacen sino responder con sorna. "En eso están especializados ellos, no nosotros", destacan, en referencia a las manifestaciones ilegales que se vivieron en la jornada de reflexión de la cita con las urnas a nivel nacional de 2004.
En opinión de Vicente Martínez Pujalte, diputado del PP, Zapatero "se merecía" los abucheos y ha criticado que ahora los socialistas se "tiren de los pelos" por estos gritos cuando, por ejemplo, "nunca" han censurado una actitud similar contra la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, cuando visitaba algún hospital, informa EP y EFE.
Rajoy ha considerado "una broma" la propuesta realizada por la ministra de Defensa que permita el "respeto" a la bandera de España, los Caídos y a las Fuerzas Armadas. Las mismas fuentes han señalado que parece mentira que la idea de crear un protocolo sobre este asunto venga precisamente de Chacón, teniendo en cuenta todos los "ultrajes" a la bandera que han tenido lugar durante muchos años en Cataluña.