(Libertad Digital) Esos son los datos que constan en el CNI y que han sido remitidos al Juzgado Militar Territorial número 11 de Madrid, responsable de la instrucción del caso, tal y como manifestó el oficial en su declaración al tribunal del pasado martes.
"Nunca encontramos en nuestras redes de información ninguna prueba ni indicio que tuviera relación con la caída de los helicópteros", afirmó el oficial del CNI en su declaración ante el tribunal, recoge el diario.
El comandante relató al tribunal las actuaciones que él y su equipo realizaron el 16 de agosto de 2005, fecha del siniestro, y los días posteriores. Según detalla El Mundo, éstas se centraron en investigar si las tropas fueron víctimas de ataque por parte de terroristas talibán.
"Nunca encontramos ninguna prueba ni indicio" de la implicación de los terroristas, asegura al respecto. Y al contrario, se establece que todo fue un accidente: ésta es la versión que el Ministerio de Defensa mantuvo desde el día siguiente a la tragedia ,algo que ya fue defendido en el Congreso y que fue plasmado en sus informes.
Tal y como publica El Mundo, en el momento en el que el helicóptero se estrelló, junto a otro aparato igual en el que no hubo víctimas, el comandante que testificó en el juzgado era "el jefe del equipo nacional de contrainteligencia en la zona del despliegue español en Afganistán". Es por ello que el día 16 de agosto se encontraba en la base de Herat y se desplazó al lugar del siniestro tras haberse producido.
Allí, junto a su equipo de colaboradores y un alto mando de la Policía Afgana, su principal actuación fue la visita que realizó a una localidad cercana, a iniciativa suya, "para identificar a posibles personas que pudieran" haber visto lo ocurrido. Allí le acompañaron tan sólo el personal de su equipo, el teniente coronel instructor de atestados y el policía afgano. Tras obtener el permiso de unos "ancianos y notables", según El Mundo, pudo entrevistar a los únicos testigos: cuatro adolescentes "de entre 15 y 20 años".
Los cuatro jóvenes fueron interrogados por serparado, y todos respondieron lo mismo: "vieron pasar el helicóptero muy rápido a baja altura, se asustaron y fueron corriendo a la aldea", Pero no vieron nada anormal en la zona, "ni ese día ni los anteriores". No se interrogó a nadie más, y según el comandante, no se guardó ninguna prueba documental de los interrogatorios. "Fue todo verbal", asegura.
Del testimonio de los jóvenes se dedujo la versión final de los hechos, es decir, que el helicóptero volaba muy bajo, lo que imposibilitó toda posibilidad de reacción ante el surgimiento de algún problema, según El Mundo. Y, pese a que reconoce que "el nivel de riesgo de la zona era medio", y que la amenaza era "posible", se desechó tal posibilidad.
El papel de los talibán
No obstante, el mismo día del siniestro, diversas televisiones del Reino Unido emitieron la reivindicación del mulá Dadullah, uno de los principales líderes de los terroristas talibán, en la que afirmaba la responsabilidad de la caída de los aparatos.
El comandante del CNI declaró que "era un personaje de relativa importancia en el entramado talibán", y afirmó que era un reconocido "miembro de Al Qaeda" que lideró varios grupos durante la operación "Libertad Duradera". Pese a ello, dicha reinvindicación nunca fue tenida en cuenta, investigada ni incorporada al sumario del caso.
Tuvo que ser el familiar de una de las víctimas, Eduardo Guitard, padre de David Guitard, piloto fallecido en el siniestro, el que reclamó una investigación al respecto. No obstante, sobre esto, el comandante del CNI se remite en su declaración a la opinión del policía afgano en aquellas fechas. "El comentario de este policía fue que (Dadullah) no tenía nada que ver con la caída", y que "buscaba una recompensa económica por parte de la dirección talibán".