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El CNI desplaza a Policía y Guardia Civil en la investigación de Batasuna

El CNI acapara las pesquisas sobre el entorno etarra facilitando al Gobierno información e impidiendo a las fuerzas de seguridad cumplir su trabajo.

Según El Mundo, es frecuente encontrar a miembros de los servicios de información de las Fuerzas de Seguridad constatando que les resulta imposible intervenir telefónicamente –de forma justificada- a los miembros de Batasuna-ETA debido a que el CNI se les ha adelantado. Esto permite al Gobierno controlar de forma más directa la información más sensible, y poder administrarla a su gusto.

Según la información firmada por Ángeles Escrivá, esta intensa labor del CNI aparece circunscrita a operaciones especiales, y también pegada a operativos concretos, cuando Alberto Sáiz dirigía la institución. Éste método provocó numerosos roces entre el ex director del CNI y sus propias filas con las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Según El Mundo, importantes operaciones de los últimos meses contra la banda terrorista tienen su origen en el trabajo realizado por los servicios de inteligencia que, como recaban información pero no tienen carácter ejecutivo, emplean como instrumento operativo a las Fuerzas de Seguridad del Estado. En muchas ocasiones, en medio de un proceso de ilegalización, la Policía o la Guardia Civil han aportado pruebas obtenidas por agentes del CNI, o rematado una operación cuyo trabajo de campo fue realizado por el centro.

Es el caso, dice El Mundo, de las investigaciones que mandaron a prisión a varios miembros del colectivo de abogados de ETA. Fueron realizadas en su mayoría por agentes de inteligencia, pero la operación fue ejecutada por la Guardia Civil.

Pero, sin embargo, desde hace meses se viene produciendo una situación con pocos precedentes. Desde las detenciones del proceso Bateragune en la sede del sindicato LAB de San Sebastián, en otoño de 2009, -y que culminaron en las detenciones de Arnaldo Otegi, Rafael Díez Usabiaga y los dirigentes de Batasuna-, no se ha vuelto a producir nada semejante contra dicha organización proetarra. 

Y tal y como indica Escrivá, no es precisamente porque sus miembros hayan estado quietos. El entorno proetarra se ha tratado de reivindicar como organización política y social realizando diversas marchas y manifestaciones, asociándose con Eusko Alkartasuna para presentarse a los elecciones y agrupándose con otras formaciones para revitalizarse.

Las operaciones de las Fuerzas de Seguridad proporcionan información valiosa sobre los líderes del entorno proetarra. Cúales son sus miembros, sus movimientos, planes, pretensiones. Facilita a la Policía y la Guardia Civil obtener datos para desarticular las sucesivas mesas nacionales de Batasuna, o conocer la estrategia de ETA.

Pero ahora ni unos ni otros tienen acceso a esos datos, que son recopilados en su totalidad por el CNI. Según El Mundo, desde el Ejecutivo se sigue la estrategia de permitir que los miembros del entorno proetarra tengan la capacidad de neutralizar las acciones asesinas de la banda. Si para ilegalizar la formación nueva que Batasuna piensa registrar a finales de este mes no fuese suficiente con la resistencia de quienes la auspician a condenar la violencia, lo más probable es que las pruebas más enjundiosas o menos accesibles estén en el CNI.

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