(Libertad Digital) El 20 de noviembre de 1980, cuatro guardias civiles destinados en la localidad vizcaína de Marquina comían en un bar cercano a la casa-cuartel cuando dos terroristas de ETA acabaron con sus vidas. Según cuentan las crónicas de la época, los etarras entraron en el bar y abrieron fuego. Los agentes que custodieron la zona retiraron del bar cerca de veinte casquillos de bala.
Veintiocho años después, el Partido Popular de Navarrés (Valencia) propuso en el consistorio valenciano que una de las nuevas calles de la ciudad llevase el nombre de Antonio García Argente, uno de los guardias fallecidos aquel fatídico día en Marquina e hijo de dos vecinos del pueblo. Además, solicitaban que se colocase una placa en la misma calle explicando por qué había fallecido y que se invitase a la familia el día de su colocación.
Ahora, casi un año después de que los populares presentasen por primera vez su propuesta en pleno, ni hay calle, ni hay placa. La razón: el ayuntamiento, gobernado con mayoría absoluta por el PSOE, no está dispuesta a colocar la placa porque, según argumentan, García Argente no ha hecho ningún mérito para que se coloque. Respecto a la calle, parece que finalmente se le dedicará, aunque sin ninguna alusión a por qué fue asesinado o cuál era su dedicación.
Los méritos que le niega la el equipo de Gobierno socialista de Navarrés parece que sí se los reconoce el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y es que Antonio García Argente fue ascendido honoríficamente por el Consejo de Ministros de guardia a cabo por el Real Decreto 319/2005, de 18 de marzo, que reconoce a los militares y guardias civiles que fueron asesinados en atentados terroristas.
Estela Daroca, la edil del PP de Navarrés que lleva casi un año intentando homenajear con una calle y una placa a García Argente no pierde la paciencia y seguirá insistiendo en los próximos plenos. "Primero propusimos dedicar una calle y colocar una placa conmemorativa, pero el equipo alcalde rehcazó colocar la placa y alarga lo de la calle", dice. "No supone nada poner una placa. Creo que es lo mínimo. ¿Qué menos podemos hacer en homenaje a estas personas?", insiste.
La calle que se le dedicaría está junto a un nuevo instituto y quieren que los jóvenes tengan conocimiento de lo que pasó y de por qué pasó. "La familia propuso que en el nombre de la calle pusiera que era guardia civil, pero el ayuntamiento dice que eso alarga mucho el nombre de la calle. Nosotros creemos que debe haber un reconocimiento a las victimas del terrorismo y que todo el mundo sepa por qué murieron".