La vicepresidenta del Gobierno de la Generalidad, Joana Ortega, se ha visto obligada a retirar de su currículo el título de psicóloga con el que ornamentaba su trayectoria académica. También ha pedido disculpas en sede parlamentaria, en facebook, en twitter y en su blog personal. El escándalo organizado en Cataluña ha sido de proporciones mayúsculas en atención a la dimisión del ministro alemán de Defensa por el plagio de unos párrafos en su tesis doctoral. Sin embargo, mientras la dimisión es una práctica infrecuente en la política española, inflar los currículos es todo un deporte nacional.
Carmen Chacón, por ejemplo, lucía en su trayectoria académica un doctorado en Derecho que tuvo que rectificar por unos estudios de doctorado que denotaban que carecía de otro título que no fuera el de licenciada. Pero más espectacular resulta aún el caso de quien fuera secretario de Estado del primer gobierno del PP, y número dos de Josep Piqué, cuando éste ejercía de líder de los populares catalanes. Francesc Vendrell se atribuía unos estudios en Teología que habían consistido en un fugaz paso por el seminario. Su estatus académico era del estilo de Montilla, ex presidente de la Generalitat, con un techo formativo que concluía en el bachillerato obligatorio.
Sin embargo, el trance de Joana Ortega puede tener más repercusiones que el de Vendrell, Chacón y tantos otros, como Bernat Soria, puesto que el líder del partido democristiano en el que milita Ortega, Josep Duran Lleida, creía a pies juntillas en que el currículo de su subordinada se ajustaba a la realidad, y ella no había creido oportuno advertirle del matiz de que le faltaba "una asignatura y media" para obtener la licenciatura. El rebote de Duran ha sido mayúsculo, tanto como la sospecha de que el caso del currículo de Ortega es un torpedo de Convergència contra el creciente protagonismo de Unió.