(Libertad Digital) El juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo vuelve a protagonizar un auto polémico. La detención de cuatro funcionarios y tres civiles por la trama policial de tráfico de Goma2 ECO y drogas se ha vuelto ahora, tras la actuación del juez, contra los policías que la denunciaron y el periódico que la desveló.
Poco después de tener conocimiento de las detenciones Libertad Digital informó de que dos de los funcionarios no estaban arrestados por su participación en la trama sino por informar al diario El Mundo. La figura legal era "revelación de secretos", un delito que no conlleva pena de cárcel ni medidas preventivas de aislamiento como las sufridas por ambos policías. Un delito para el que, además, resultan desmedidas las autorizaciones judiciales de intervención telefónica. Sin embargo, desde el viernes hasta el lunes, día en el que comenzaron a prestar declaración los acusados, la prensa próxima al Gobierno insistía en meter en el mismo saco a los cuatro funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía. Dejaron de hacerlo el lunes porque ya no lo sostenían los hechos pero insisten en que todo es parte de una inventiva en la que participa un diario nacional.
Celestino Rivera y Jesús Parrilla estuvieron en el calabozo de una comisaría hasta que fueron interrogados por el juez Del Olmo. Después, tras el auto, ingresaron en la prisión de Madrid II. En resumen, seis días aislados y lo que les queda en la cárcel por un delito de revelación de secretos. Dice el juez, haciendo caso al fiscal, que las medidas están justificadas porque hay riesgo de fuga y de que hagan desaparecer pruebas o documentos. En este periodo de tiempo se produjo un hecho que también deberá ser investigado en profundidad, el intento de suicidio de uno de ellos, el agente Rivera, en los calabozos de la Audiencia con una sobredosis de pastillas para el corazón que el policía llevaba encima.
Pero lo verdaderamente sorprendente viene del análisis directo del auto dictado el martes por el juez Del Olmo. Los cargos contra los funcionarios derivan de seguimientos físicos e intervenciones telefónicas en las que aparece un tercero: Fernando Lázaro, periodista del diario El Mundo que desveló la trama de tráfico de explosivos.
El siguiente párrafo lo dice todo:
- "Los investigadores policiales, de la observación del referido teléfono determinan que Celestino Rivera Santos mantiene una relación constante con el periodista del diario El Mundo Fernando Lázaro Fernández, y que están teniendo contactos para preparar una información que ha de salir en el diario El Mundo en algunos días, relativa al asunto de los explosivos intervenidos el 15 de agosto de 2006. El día 27 de noviembre de 2006 se produjo una cita entre ambos en la cafetería-bar "Destino" sita en Doctor Esquerdo, a la que acudió igualmente el funcionario de la Escala Ejecutiva del CNP Antonio Jesús Parrilla Parrilla, destinado en la comisaría de Villa de Vallecas, y jefe del grupo de Policía Judicial al que pertenecía Celestino Rivera (el cual le tenía informado de sus contactos con el funcionario citado de la Brigada Provincial de Información de Madrid). Se estableció una vigilancia del lugar y los funcionarios policiales que la realizaron observaron que en una de las mesas del establecimiento se encontraban sentados los tres citados (Antonio Jesús Parrilla, Celestino Rivera y el periodista Fernando Lázaro), y encima de la mesa se podían ver varios documentos (aunque sin distinguir lo que había escrito en ellos)".
Pero es que cuando el auto dictado por Del Olmo relata la trascripción de las conversaciones entre Celestino Rivera y Fernando Lázaro (algunos medios, como la cadena SER publican incluso el teléfono del periodista, que no está acusado) no hay forma de saber de qué están hablando. Desde luego, nada hace ver que el asunto es una revelación de secretos pero si lo fuera no justificaría ni siquiera las medidas judiciales anteriores a la detención
Antonio Jesús Parrilla Parrilla lleva en el Cuerpo Nacional de Policía desde 1971, está en posesión de la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco además de contar con una docena de felicitaciones públicas concedidas por sus superiores. Ahora está en la cárcel después de pasar seis días incomunicado en un calabozo acusado de revelación de secretos... por reunirse con un periodista de El Mundo al que ni siquiera se sabe qué contó.