Las fuentes consultadas explicaron que el Departamento que dirige Carme Chacón ha manifestado a la compañía de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) su malestar por el error técnico de su factoría de Cartagena al ensamblar los dos motores.
La empresa naval instaló el motor de babor (izquierda) en estribor (derecha) y viceversa, por lo que tendrá que recolocarlos, después de haber puesto a punto los dos propulsores, todo ello en cumplimiento de un contrato destinado a reforzar el empuje del mencionado buque de guerra y alargar su vida operativa.
Fuentes de la compañía que dirige Aurelio Martínez admitieron el error en la instalación de los motores y subrayaron que no representa un fallo grave porque los motores que se acaban de incorporar a la corbeta no son los propios del buque sino que proceden de otro navío y, por tanto, presentan diferencias técnicas y de diseño, lo que hizo que el ensamblaje presentara complicaciones, ahora ya subsanadas.
Fuentes militares explicaron que tanto la Armada como el Ministerio de Defensa han trasladado por diferentes vías mensajes muy similares en contenido al astillero militar por considerar que no se pueden cometer errores de ese tipo y que esos fallos dañan la imagen de una compañía de alto nivel que ya ha conseguido reconocimiento internacional.
Tanto la institución que dirige el almirante general Manuel Rebollo García como el Departamento que lidera Carme Chacón han dado por buenas las explicaciones ofrecidas por Navantia, que ha argumentado que este tipo de fallos pueden producirse cuando los sistemas de trabajo todavía tienen que ser optimizados para adaptar la compañía a los niveles de eficacia operativa que requiere una firma con una cartera de pedidos más grande de lo previsto cuando fue creada.
En un foro de alto nivel organizado esta semana en Madrid por Navantia y que reunió a las principales autoridades y expertos en sistemas de armas del Ministerio de Defensa, la Armada y las principales empresas del sector industrial militar, el presidente de la compañía naval, Aurelio Martínez, aseguró que los 80 millones de euros de pérdidas que registró su empresa en los últimos resultados económicos se deben a que sufre escasez de personal para poder afrontar la enorme carga laboral en los próximos 20 meses, en los que deben entregar doce buques.
Preguntado por las diferencias entre Navantia y su principal socio y competidor en el mercado naval internacional, el astillero público francés DCNS, Martínez aseguró que su compañía ha intentado superar el conflicto con un acuerdo con la compañía gala pero, al no conseguirlo, ha decidido que acudirá al tribunal de arbitraje que dirimirá las diferencias y exigirá que Brasil aporte a la firma española el 50 por ciento de la propiedad intelectual del submarino franco-español Scorpene, si este sumergible es finalmente elegido por la Marina del país iberoamericano.