A veces una foto vale más que mil palabras, y este viernes María Dolores de Cospedal se anotará un tanto para úlcera interna de los barones levantinos de su partido: Francisco Camps y, sobre todo, Ramón Luis Valcárcel. Como telón de fondo la retirada del Estatuto de Castilla-La Mancha y las diversas lecturas internas del fracaso en las negociaciones.
Aunque no estaba previsto en su agenda, mañana Mariano Rajoy acudirá a Toledo en compañía de su número dos, y presidenta del PP en esta región, para protagonizar un acto de partido “sin ningún motivo en concreto”. “Nos hemos enterado hoy (…) se ha decidido en las últimas horas”, reconocen en Génova, donde nadie duda de que “se hablará” de lo ocurrido en la Comisión Constitucional del Congreso y “se premiarán” las gestiones de Cospedal.
Es más, las fuentes consultadas por Libertad Digital apuntan a que, con este movimiento, la secretaria general del PP consigue “un espaldarazo en toda regla” de su jefe de filas habida cuenta de que desde Murcia se ha vendido el hundimiento estatutario como un éxito de las presiones de Valcárcel, quien ayer acudió por sorpresa al Congreso de los Diputados y consiguió borrar el término “reserva” de la propuesta popular.
En el PP de Castilla-La Mancha matizan esta teoría, y aseguran que el líder del PP se comprometió a venir “muchísimo” a la comunidad ya que, sondeos internos en la mano, “estamos más cerca que nunca de alcanzar la presidencia”. Ahora bien, “mejor que venga aquí que vaya a Murcia”.
No piensan lo mismo sus colegas murcianos, que califican de “provocación” el acto de Toledo y lamentan que Rajoy “se haya dejado embaucar” por Cospedal.
Por si acaso quedaban dudas, Ramón Luis Valcárcel no ha dudado en proclamarse ganador públicamente por partida doble: por la retirada del texto y por imponer sus tesis. “Hice lo que tenía que hacer, lo que sé hacer y lo que he hecho siempre, empleando toda la voluntad, la inteligencia, el empeño y la fortaleza”, apuntó en rueda de prensa, tras considerar “un éxito” el resultado de la Comisión Constitucional.
Y amenaza con más guerra: “vamos a seguir trabajando con los hechos” para que el Plan de Cuenca del Tajo “no venga a suponer ni muchos menos menoscabo al interés y al derecho legítimo de los murcianos a percibir” el agua del trasvase Tajo-Segura.
Unos movimientos que vienen a evidenciar que el discurso “único y nacional” que Cospedal intentó vender tras lograr una propuesta de consenso con Levante está más lejos que nunca de ser verdad.