El enfado era visible entre los miembros del Comité de Dirección del PP. De la noche a la mañana, la visita de Esteban González Pons a Melilla quedaba en la nada por el ‘maremoto’ Aznar, que se desplazaba por sorpresa a la Ciudad Autónoma para respaldar con su presencia a las Fuerzas de Seguridad e instituciones locales.
Para evitar que el previsible problema interno llegara a mayores, el ex presidente del Gobierno telefoneó al líder del PP, Mariano Rajoy, para informarle de sus intenciones. Una conversación corta, escasas horas antes de coger el avión, en la que "ni mucho menos" le pidió permiso, ya que acudía a título personal, y no en representación del partido.
Unas formas que no han evitado que su visita haya monopolizado la rueda de prensa posterior a la reunión extraordinaria que Rajoy convocó este miércoles en Génova, y a la que han asistido todos los maitines.
En su primera intervención, la secretaria general del partido obvió por completo el asunto. Lo primero que hizo fue destacar que el PP ha registrado una diputación permanente en el Congreso que tiene por objeto tanto la política exterior de España como la crisis económica y, en concreto, la posible subida de impuestos planteada por el Ejecutivo y la paralización de infraestructuras. Dos asuntos en los que enmarcó la petición de las comparecencias de los titulares de Exteriores e Interior, en el caso de la crisis fronteriza y Gibraltar, y de Economía y Fomento, en el relacionado con el área económica.
Tras lo cual, María Dolores de Cospedal sí que citó un viaje, pero fue el de Esteban González Pons, también presente en la sala. "Quería saber lo que estaba ocurriendo, solidarizarse con el pueblo de Melilla, con la Policía y, en concreto, con las mujeres", enfatizó, no sin insistir una y otra vez en que ni Zapatero ni ninguno de sus ministros ha acudido a la Ciudad Autónoma, mientras queRubalcaba sí que tiene previsto desplazarse a Rabat.
Pero entonces llegaron las preguntas, y ya sólo se habló de Aznar. La número dos del PP quiso dejar claro que Rajoy estaba "perfectamente informado" sobre la visita, pero acentuó aún más que "el señor Aznar es el anterior presidente del PP y de España" pero "no pertenece a la dirección", por lo que la decisión "ha sido una iniciativa suya apoyada por Rajoy".
Excusa, la de que no es miembro del principal órgano del partido, que también utilizó para excusar que el ex jefe del Ejecutivo no haya informado al Ministerio del Interior sobre su visita. "Estar con los españoles y visitar territorio español no es jamás una provocación, Melilla es tan española como cualquier territorio de España", sentenció, haciendo extensible este mensaje al caso de Pons, que sí que fue dado a conocer a Rubalcaba.
"Aznar no está asistiendo en otra condición que en la de ex presidente del Gobierno", intentó zanjar Cospedal, si bien los periodistas le insistían una y otra vez sobre el asunto hasta el punto que optó por remitirse a las declaraciones anteriormente efectuadas.
La secretaria general también dijo que Aznar no había robado protagonismo a Rajoy, extremo éste que cae en saco roto al escuchar las conversaciones off the record de más de un dirigente del PP. Y es que "mientras uno se ha quedado en Madrid, el otro se ha ido a Melilla", reconoce un diputado conocedor de la materia, por lo que pocos se atrevían a negar que el ex presidente le ha vuelto a tomar la delantera. ¿Para cuándo su viaje entonces? "En cualquier momento", asegura Cospedal, si bien ni está programado ni se espera que sea en fechas próximas.