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Contactos "aislados" entre el PSE y batasunos hacen saltar las alarmas en el PP

Según ha podido saber LD, el PP vasco ha pedido explicaciones a Interior y al Gobierno de López tras verificar contactos "aislados" entre batasunos y dirigentes del PSE proclives a una segunda negociación con ETA. Además, Basagoiti ha reclamado a Génova que endurezca el discurso.

El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, ha pedido tanto a sus dirigentes más cercanos como a la dirección nacional del partido -Mariano Rajoy incluido- que redoblen sus advertencias y endurezcan su discurso a fin de evitar una segunda negociación política con la banda terrorista ETA, según ha podido saber Libertad Digital.

Si bien en el PP vasco descartan que, hoy por hoy, el Gobierno socialista haya abierto un nuevo diálogo con los asesinos, fuentes consultadas dan fe de que determinados dirigentes del PSE sí que han mantenido “contactos aislados”. No pueden determinar si dichas reuniones se han producido con el consentimiento o no del Ejecutivo de Patxi López o La Moncloa.

Sin embargo, el mero hecho de que tales contactos existan ha hecho saltar las alarmas en la sede de los populares vascos. Basagoiti es contundente en este sentido, y ha pedido de puertas para dentro devolver este asunto a la arena pública para evitar fantasmas pasados. “No le vamos a pasar ni una, y si tenemos que volver a salir a la calle lo haremos, no hay etarras buenos o malos”, sentencian las fuentes consultadas.

Contactos con Interior y el Gobierno vasco

Firmeza a los suyos y también al Ejecutivo regional y central para que no vuelvan a caer en la trama de los terroristas. Basagoiti se puso en contacto en los últimos días tanto con el Ministerio del Interior como con el Gobierno vasco para que paren los pies a los socialistas proclives a la negociación, entre ellos su presidente, Jesús Eguiguren.  

“Esas personas que quieren abrir una puerta a Batasuna, tienen que darse cuenta de que Batasuna no pasa una puerta con detector de metales, no pasa un método de seguridad, porque, al final, siempre son parte de la estrategia de ETA”, sentenció el presidente del PP vasco, en una entrevista este fin de semana.

Génova no quiere otra confrontación con Zapatero

La amenaza de una nueva negociación con ETA también se ha tratado este lunes en el Comité de Dirección del PP, que se ha celebrado en Génova 13 con Mariano Rajoy al frente. La cúpula del partido asegura que si tienen que volver a la política de confrontación lo harán, pero reconocen que no les interesa; la lucha contra el terrorismo es el único punto de acuerdo con José Luis Rodríguez Zapatero.

Preguntada por este asunto en rueda de prensa, la secretaria general de la formación, María Dolores de Cospedal, ha asegurado que el PP hará “todo lo posible” para que, de ninguna manera, la ley de partidos sea un “coladero” que permita a “organizaciones filoterroristas” participar en procesos electorales. El fin último de dichos contactos sería que Batasuna-ETA pudiera concurrir a los próximos comicios municipales y forales.

En este sentido, Cospedal exigió al Gobierno que sea “consecuente”con la Ley de Partidos, si bien el PP todavía no ha elevado ninguna queja formal al Ejecutivo a tenor de las últimas informaciones publicadas.

La alargada sombra de una segunda negociación

En los últimos meses, son varias las voces que alertan de que se podrían estar generando las condiciones adecuadas para que el Gobierno Zapatero emprendiese una nueva negociación política con los terroristas de ETA. Aunque, a priori, no parece que se esté ante tal situación, cuatro factores han hecho saltar las alarmas.

El presidente del PSE, Jesús Eguiguren, que había guardado un prudente silencio tras la ruptura de la tregua, ha recuperado su viejo protagonismo en los medios de comunicación en el último trimestre, y no ha hablado presisamente sobre temas relaciones con el Gobierno vasco que su partido controla, sino sobre las posibilidades de negociar con ETA y las interioridades de Batasuna-ETA.

Según dijo, el entorno de ETA "está más o menos llegando a la conclusión de que una fase histórica acaba" y de que el camino seguido hasta ahora está "cerrado", por lo que "tienen que abrir otra fase en la que el terrorismo, lo que ellos llaman la lucha armada, tiene que desaparecer de la convivencia y de la política". A su entender, esta reflexión proetarra "es verdad, es sincero". Es más, se ha atrevido a poner fechas, afirmando que esta supuesta "fase de transición" en el seno de Batasuna les llevaría a condenar los atentados de ETA "en uno o dos años".

Declaraciones de este tipo, teniendo en cuenta de que siempre ha encabezado al sector del PSE más proclive al entendimiento con los nacionalistas y partidiario del final negociado del terrorismo, y a que fue el hombre de confianza de Zapatero durante la primera negociación, levantan con razón los temores. Incluso el propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha ayudado a avivarlos.

"No hay duda de que aún queda espacio para que la policía arrincone a ETA", aunque "después se hará un ajuste político, pero eso lo tendrán que decidir los vascos y los españoles". ¿Profetizaba Rubalcaba con esas palabras, hace menos de diez días, el regreso de Batasuna a las instituciones?

Alguno de los famosos mediadores internacionales que participaron en la primera negociación también han vuelto por España. Exactamente, el sudafricano Brian Curry, que no tuvo reparos en vender en Madrid, hace menos de un mes, las excelencias que traería una nueva negociación.

Pero, sin duda, las informaciones publicadas en los últimos meses sobre las divergencias estratégicas dentro de ETA y su entorno sobre si, en estos momentos, es mejor usar el terrorismo o la política –con la amenaza de más terror siempre como guardaespaldas– es el factor más determinante de los temores a una nueva negociación. Sobre todo, porque en algunos medios de comunicación la mera discusión estratégica se está intentando vender como una ruptura entre ETA y sus acólitos.

Es más, no ha ayudado tampoco la última ponencia de Batasuna, "Zutik Euskal Herria", hecha pública hace a mediados de febrero. Pese a que en la misma no se se aprecian cambios de los que se pueda desprender que Batasuna y el entorno politico-social de ETA se separan de forma alguna de la organización terrorista, la propuesta principal, la creación de una alianza de independentistas como la del pacto de Estella que obligue al Estado a negociar la autodeterminación recuerda a tiempos pasados no muy gratos para quienes creen en que el final de ETA llegará por la vía policial y no por la negociación con los terroristas.

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