El pasado sábado el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón intentó a la desesperada apartar al instructor del Tribunal Supremo que investiga la causa que lo coloca con un pie en el banquillo de los acusados, el magistrado Luciano Varela.
Fuentes jurídicas consultadas por Libertad Digital aseguran que la recusación "retrasará" la suspensión cautelar del juez estrella aunque no paralizará el procedimiento penal que arrancó en mayo de 2009 con la admisión a trámite de la querella interpuesta por el sindicato Manos Limpias contra Garzón por declararse competente para investigar la Guerra Civil y el franquismo.
No obstante, la maniobra jurídica del titular del juzgado de Instrucción Número 5 de la Audiencia Nacional no detiene la causa abierta por el Supremo.
Con este escenario, en los próximos días Varela deberá pronunciarse sobre el escrito de recusación de Garzón. El juez puede archivar de plano esta petición o admitirla a trámite. Si el instructor decide rechazarla ad limine, es decir, sin tramitación previa alguna, Garzón podrá recurrir en reforma ante el Pleno de la Sala de lo Penal del Alto Tribunal esta decisión.
Entonces, los quince magistrados que forman la Sala deberán deliberar sobre la solicitud de recusación. Si la Sala decide que no hay lugar a la misma, la artimaña de Garzón no tendrá más recorrido jurídico. Sin embargo, si la Sala decide abrir un incidente de recusación a su compañero deberá nombrar automáticamente a un instructor de la recusación, así como a un sustituto del juez Luciano Varela.
En cualesquiera de los anteriores supuestos la causa no se paraliza. Así lo estipula punto 4 del artículo 225 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ): "La recusación suspenderá el curso del pleito hasta que se decida el incidente de recusación salvo en el orden penal, en el que el juez de instrucción que legalmente sustituya al recusado continuará con el tramitación de la causa".
Otra opción, menos probable, es que Varela acepte apartarse del caso tras la denuncia de "parcialidad" de Garzón. Entonces, el instructor debería de dar traslado a las partes para que presentasen las alegaciones que considerasen oportunas. A su vez, el juez debería elevar un informe ante la Sala de lo Penal del Supremo explicando los motivos por los que acepta la recusación. Acto seguido, la Sala nombraría al nuevo instructor del procedimiento penal conocido como el caso de la Memoria Histórica. Dicho instructor podría igualmente llevar al juez estrella al banquillo de los acusados, ya que el procedimiento se encuentra en la fase intermedia de preparación del juicio oral.
Ambas posibilidades, tanto si Luciano Varela admite la recusación de Garzón como si no lo hace, retrasarían unos días la suspensión del juez estrella, ya que de momento es poco probable que el Alto Tribunal dé traslado del auto de transformación de las diligencias previas en procedimiento abreviado al Consejo General del Poder Judicial.
Tal y como avanzó Libertad Digital, el órgano de gobierno de los jueces se mostró la semana pasada dispuesto a convocar un pleno extraordinario para suspender a Garzón una vez que el Supremo moviese ficha.
No obstante, con este nuevo contexto jurídico Varela, como actual instructor del caso, puede dictar el auto de apertura de juicio oral que obligaría al Consejo a apartar automáticamente al juez estrella de la Audiencia Nacional. Algo que, a priori, es improbable hasta que se resuelva la recusación.