Los cámaras, periodistas, y operadores de televisión siguen llegando al Gregorio Marañón para conocer algún dato de primera mano del estado de salud del vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. Hacen guardia a la espera de algo de información, ya que la oficial se ha hecho de rogar a lo largo del día y llega con cuentagotas. Sin embargo, la situación en las inmediaciones del hospital es de tranquilidad.
“Nada que ver con hace unos días”, según nos cuentan a Libertad Digital las enfermeras y operarios de ambulancias. “Ahora esto está tranquilo, pero tenías que haber visto el séquito de seguridad”, comenta una enfermera. Al ver el tumulto, “las corbatas y los coches blindados”, los trabajadores del centro exclamaban “¡Es el Rey!” y corrió el rumor en el centro de que Don Juan Carlos había ingresado muy grave.
Se lanzaron a los ordenadores para comprobar el ingreso de nuevos pacientes. En vano, porque “se decretó el código 15”, un sistema por el cual “tú no puedes entrar en el registro, ni puedes ver a los pacientes nuevos”. Pero entonces, se corrió la voz de que era Rubalcaba el convaleciente que había ingresado en el hospital. “¡Que está Rubalcaba!”, se decían unos a otros.
Hoy, los más inquietos son los operarios de ambulancias que se acercan a preguntar a 'los de información', pero “no te dicen nada, dicen que no pueden”. Sólo alguna enfermera asegura: “Yo le vi hace unos días y vino mogollón de gente”, pero “luego se fue”. Se refiere seguramente al jueves, día en el que Rubalcaba se realizó una biopsia que descartó un cáncer de próstata y que pudo haberle causado la infección.
Hay algunos que especulan con la ubicación del vicepresidente. Apunta una trabajadora del centro: “yo he estado en la planta en la que dicen que está y no está, ni hay nadie en la puerta de la UCI, ni seguridad ni nada”. Otro, un operario de ambulancia, asegura que a él le han dicho que “está en coronarias”, porque había corrido el rumor de que a Rubalcaba “le había dado un infarto”.