Nacido en los años cincuenta del pasado siglo en Sudáfrica, Brian Currin es un abogado que creció políticamente al calor del aparato del Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela. Se especializó en resolución de conflictos internacionales y, tras tener puesto de confianza en los Gobierno Mandela, salió de su país para participar en procesos de paz en países como Ruanda, Sri Lanka, Bosnia o Irlanda del Norte.
Precisamente, sus buenas relaciones en el Ulster con el Sinn Fein –brazo político del IRA– durante el tiempo que copresidió la Comisión de Revisión de Sentencias en el proceso de paz norirlandés, le permitió tomar contacto directo con uno de los principales partidos afines en Europa del que comanda Gerry Adams: Batasuna. Y así, terminó convirtiéndose en uno de los mediadores internacionales que participó en la primera parte de la negociación entre el Gobierno Zapatero y la banda terrorista ETA.
Pero acabada esa primera parte, que concluyó en junio de 2007 tras romper ETA la tregua que había establecido para el proceso, Brian Currin no se resignó, y tras esperar un tiempo prudencial, que no llegó a los dos años, comenzó por el norte de España y sur de Francia una amplia campaña para iniciar un nuevo proceso, que rápidamente encontró simpatías entre la sociedad más nacionalista del País Vasco y Navarra.
En el último año, el abogado sudafricano siempre ha ido de la mano del colectivo independentista Lokarri, creado por antiguos integrantes de Elkarri y Gesto por la Paz, y juntos llegaron a vender en Madrid las bondades de un nuevo proceso de negociación entre el Gobierno y ETA. Bondades que provenían, como no podía ser de otra manera, de una lectura un tanto "buenista" de la ponencia política de Batasuna, Zutik Euskal Herría, en la que el brazo político de ETA pedía una nueva negociación sin condenar los atentados ni exigir a ETA que abandone el terrorismo.
El propio Currin se encargó de reunir a los mediadores-intermediarios profesionales que aumentaron su supuesto prestigio internacional pululando alrededor de la primera negociación y les convenció para apostar por un nuevo proceso.
Fruto de ello, se hizo pública a finales de marzo de 2010 la Declaración de Bruselas, una iniciativa que apoyaba un nuevo proceso y que fue contó con el respaldo de, entre otros, la Fundación Nelson Mandela; los premios Nobel de la Paz Frederik Willem de Klerk, Desmond Tutu, John Hume y Betty Williams; y antiguas personalidades políticas como Mary Robinson, Albert Reynolds o Jonathan Powell. Como no podría ser de otro modo, esta declaración fue recogida con exaltación en el diario Gara.
Desde entonces, Currin no ha parado, siempre ayudado por Lokarri, de promover una segunda parte de la negociación Gobierno-ETA. A veces, a través de conferencias en distintas localidades del País Vasco y Navarra, en las que ha tenido público tan destacado como el propio ex lehendakari Ibarretxe.
Otras veces, a través encuentros con partidos. De hecho, a finales de mayo de 2010, se reunió con PNV, EA y Aralar para venderles cambios en ETA y ver la predisposición de éstos a apoyar un nuevo proceso de negociación. Encuentros que mantuvo con comitivas del más alto nivel de estas formaciones. Es decir, encabezada por el presidente de la Ejecutiva, Iñigo Urkullu, en el caso de la mantenida con el PNV; por el secretario general, Peio Urízar, en el caso de Eusko Alkartasuna; y por el coordinador general, Patxi Zabaleta, en el caso de Aralar, la escisión de Batasuna que condena el terrorismo.