Fue, junto a la huelga salvaje de los controladores y la respuesta del Ejecutivo, el plato fuerte de los corrillos en los fastos por el día de la Constitución. Las palabras del presidente del Congreso, José Bono, contra Mariano Rajoy dejaban helados a más de uno y servían de artillería en las filas del PP, donde fueron tachadas de "inadmisibles" más aún en "un día tan señalado".
La controversia llegaba a última hora de la noche del domingo, cuando el diario El Mundo mandaba a la Oficina de Información del PP su primera edición, que recogía una entrevista a Bono en la que habla del jefe de la oposición como "un tesoro para el PSOE" al que "haríamos bien mimándolo de atenciones mientras descansa".
Los populares no tardaban en contraatacar, tras una madrugada de mensajes. Y lo hacían a través de dos frentes concretos. Primero, denunciaban que un dirigente con el cargo de presidente del Congreso "no debe criticar" a un diputado de las Cortes que controla. Segundo, que "tiene que tener muy pocas luces" para azuzar a Rajoy "el mismo día que se homenajea" a la Carta Magna de 1978.
Mucho debieron de silbarle los oídos al ex presidente de Castilla-La Mancha porque él mismo telefoneó a Rajoy poco antes de los actos por la Constitución para pedirle disculpas. "No me siento muy ofendido, cosas peores dices de Zapatero", le replicó el líder del PP, según pudo saber Libertad Digital.
Ya en conversación informal con los periodistas, Rajoy no quiso darle mayor importancia a la polémica, si bien su entorno sí que hurgó un poco más en la herida insistiendo en los dos argumentos anteriores, y añadiendo varias críticas al institucional mensaje de Bono ante las más altas instancias del Estado. Y es que, según argumentaron fuentes populares, "introdujo excesivos comentarios valorativos" hasta el punto que "identificó a los controladores aéreos con los terroristas".