(Libertad Digital) En noviembre del año 2000, la banda terrorista ETA usó teléfonos móviles para activar sus bombas. En concreto, el 11 de noviembre, los etarras colocaron en las inmediaciones del cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo (Guipúzcoa) un artefacto adosado a un lanzagranadas que serviría como cebo. Desde otro teléfono móvil los terroristas hicieron una llamada al celular colocado en el lanzagranadas y la frecuencia emitida activó la bomba, que explosionó cuando efectivos de la Ertzaintza, la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía acudieron al lugar para desactivar los explosivos. La explosión alcanzó a los agentes e hirió a diez de ellos, tres de los cuales, guardias civiles, sufrieron lesiones muy graves.
En enero de 2001 ocurrió lo mismo en el cementerio de Zarauz. ETA planeaba liquidar a la cúpula del PP vasco mientras hacían una ofrenda floral al concejal asesinado José Ignacio Iruretagoyena, en el tercer aniversario de su muerte. La bomba estaba escondida en una maceta. Falló el mecanismo, quizá por los inhibidores de frecuencia que portaban los coches de los mandos populares.
El 14 de mayo de 2002, la Policía detuvo en Vallecas a dos miembros del grupo Madrid de ETA. Planeaban atentados con la técnica del teléfono móvil. De hecho, entre el que las fuerzas de seguridad hallaron en un piso usado por la banda en la madrileña calle de Piamonte , se encontraron rudimentarias instrucciones para elaborar este tipo de artefacto. Según la Policía, los terroristas ya habían comenzado a fabricar uno, puesto que en el piso se encontró un receptáculo de cartón rodeado con cinta aislante diseñado para introducir el teléfono móvil, al que además tenían intención de colocarle un sistema eléctrico.
El 14 de mayo de 2002, la Policía detuvo en Vallecas a dos miembros del grupo Madrid de ETA. Planeaban atentados con la técnica del teléfono móvil. De hecho, entre el que las fuerzas de seguridad hallaron en un piso usado por la banda en la madrileña calle de Piamonte , se encontraron rudimentarias instrucciones para elaborar este tipo de artefacto. Según la Policía, los terroristas ya habían comenzado a fabricar uno, puesto que en el piso se encontró un receptáculo de cartón rodeado con cinta aislante diseñado para introducir el teléfono móvil, al que además tenían intención de colocarle un sistema eléctrico.
Uno de los etarras detenidos entonces, Imanol Miner, perteneció al grupo etarra denominado "Gaua". Este grupo ya intentó poner una bomba con teléfono móvil a finales de 2000 en el restaurante "Zeppelin" de Vitoria, donde se celebraba una reunión de militantes de las Nuevas Generaciones del PP.