(Lilbertad Digital) El ex presidente del Gobierno y presidente de FAES recibió en el Palacio Euskalduna de Bilbao el X Premio a la Convivencia otorgado por la Fundación Miguel Angel Blanco por "su firmeza política y convicción ideológica frente al terrorismo y, en especial, por no haber cedido a la presión terrorista cuando ETA chantajeó a la democracia española utilizando como moneda de cambio la vida del concejal Blanco".
José María Aznar comenzó su discurso recordando aquellos "días de horror que sacudieron la conciencia moral y ciudadana de todos los españoles de bien". El entonces presidente del Gobierno recordó cómo vivió él y su equipo aquél chantaje, compartiendo "la angustia de su familia" y el "dolor" de sus compañeros pero siempre decididos a "mantenerse en pie frente a los terroristas".
Retomó sus declaraciones de hace un año en estas mismas fechas cuando dio que "no toleraremos que se desprecie su memoria, ni prestaremos nuestro consentimiento para que todo lo que significó su sacrificio quede clausurado por las exigencias de una banda terrorista. No seremos nosotros los que alentemos la mentira; menos todavía si la mentira se construye y se extiende en nombre de la paz".
"Hoy es un día apropiado para que comprendan que no vamos a aceptar lecciones fácilmente, no por arrogancia sino por experiencia y sacrificio". Afirmó que aquellos días la banda terrorista "supo que podía ser derrotada". "Sin embargo la banda terrorista ha tenido suerte. Lo digo aunque pueda parecer desalentador. Pero ha tenido suerte. Porque cada vez que ha sido empujada al borde de su derrota, han aparecido para rescatarla de ese destino una legión de oportunistas muy escasos de escrúpulos, siempre pensando que podrían sacar algo que les beneficiara impidiendo que esa derrota se consumara".
Dos traiciones
Se refirió en primer lugar al Pacto de Estella de 1998, aunque señaló que entonces "los que protagonizaron semejante indecencia pueden alegar que no hubo traición porque nunca habían sido leales".
Sobre la segunda vez, "¿cuándo fecharla? Es difícil saberlo", dijo. "En algún momento, poco después de ser firmado el Pacto por las Libertades y el Terrorismo, en que uno de los dos partidos firmantes empezó a negociar en secreto con representantes de la banda terrorista y de su brazo político". Pero Aznar cree que "pese a esas dos traiciones el “espíritu de Ermua” sigue existiendo. Y está en el mismo sitio que estuvo: en los corazones y en la voluntad de millones y millones de españoles".
"La respuesta sigue siendo la misma. Por eso ha habido que disimular tanto y negar tantas veces la realidad de un Gobierno dispuesto a aceptar la negociación y, por tanto, la derrota". "De nuevo, ETA ha visto cómo se abría una vía para escapar a su derrota en virtud de un cálculo oportunista y falso, pero no de un partido que se define a sí mismo como extraconstitucional, sino del propio Gobierno de la Nación".
"¿Qué hacían ustedes negociando sobre Navarra?"
Según Aznar, "había que ocultar una negociación política permanente en la que se ha puesto sobre la mesa el futuro institucional del País Vasco y Navarra teniendo como interlocutores políticos, no a una sino a dos organizaciones terroristas, ETA y Batasuna. Dicen que que no aceptaron tales o cuales condiciones sobre Navarra. Pero la cuestión es: “¿qué hacían ustedes negociando sobre Navarra, con o sin acuerdos?”.
Para ocultar esta negociación "ha habido que mentir a todos y con reiteración: A los ciudadanos, a las víctimas, al partido del que reclamaban apoyo, a los medios de comunicación, al Parlamento Europeo y al Congreso de los Diputados", afirmó el ex presidente. "Hoy, en memoria de Miguel Ángel Blanco, quiero reivindicar el valor de la verdad. Quiero decir, en su recuerdo, que merece la pena hablar con verdad, actuar con verdad, gobernar con verdad".
Aznar afirmó que "reclamar la verdad, exigir la verdad, no es ninguna exageración de un líder de la oposición deseoso de poner en dificultades al Gobierno. Es una interpelación cívica y democrática, imprescindible en un régimen que no es de súbditos, sino de ciudadanos. Y levantar la voz en la sede de la soberanía nacional para exigirle al Gobierno la verdad es la forma más noble y más justa que conozco de cumplir con el deber de un representante ciudadano".
Alertó el presidente del PP que "ETA va a seguir poniendo a prueba la determinación de las instituciones del Estado para hacerle frente. Nos va a seguir poniendo a prueba desde la posición alcanzada gracias al desmantelamiento del pacto por las libertades y la neutralización de buena parte de los medios del estado de Derecho para combatir toda su estructura criminal".
El Gobierno "vuelve a equivocar sus prioridades"
Y aseguró que "el Gobierno y su partido vuelven a equivocar sus prioridades" refugiándose en el silencio. "La credibilidad que el Gobierno debe ganar en la articulación de una política antiterrorista eficaz exige la reparación de las graves fisuras que se han producido en los instrumentos del Estado de Derecho".
Habló también de la unidad que reclama una y otra vez Zapatero. "¿Unidad? Desde luego". Pero "tenemos derecho a exigir que la unidad sea real, ambiciosa en sus objetivos y no condicionada por aquellos que nunca han querido avanzar. No es de recibo a estas alturas buscar la unidad en torno a un supuesto pacto de mínimos. Creo que la sociedad española en sus actitudes mayoritarias no merecen que el único horizonte de la política antiterrorista sea un pacto de mínimos; es decir una suma de generalidades entre las que, con seguridad, querrá mantenerse vigente la posibilidad de una negociación con la banda terrorista que ésta podrá abrir y cerrar a su antojo y en función de su conveniencia". Porque "con ETA no hay final dialogado. ETA lo sabe muy bien y lo deja claro".
Y es que en opinión de Aznar "ETA siempre tendrá una posibilidad de sobrevivir si se mantiene abierta la puerta a una negociación". El presidente de FAES no se hace, sin embargo "ilusiones". "Estamos viendo que lo que ocupa las energías del Gobierno no es cómo recuperar la unidad activa en la lucha contra el terrorismo, la unidad de los que representan el 85 o el 90 ciento de los ciudadanos, sino cómo se oculta un fracaso y se eluden las explicaciones exigibles. Por eso, ahora se puede hablar de todo, menos de lo que ha ocurrido con la política antiterrorista. Y ante el dedo que exige no hablar, recuérdese a Quevedo negándose a callar por más que avisen silencio o amenacen miedo".